Mucho se ha hablado del amor…

Amores que matan, amores que decepcionan, amores en los cuales se da todo y no se recibe nada a cambio.

Amor tierno, amor verdadero, amor conciso, amor confuso, amor sin piedad, amor con odio.

Mucho se ha hablado de esta palabra que todavía nadie sabe lo que es realmente.

Incluso se han hecho estudios científicos, pero nadie sabe descifrar el tan maravilloso y traicionero concepto.

Una cosa si que está clara, el amor es un sentimiento que el ser humano conoce en la mayoría de los casos.

Amores pasionales, amores sin paz, amores con cordura, amores sin ternura.

De todo tipo existen.

Una pequeña confusión en las personas cuando hablamos de este tema, es el siguiente, cuando hablamos de amor, rápidamente, ese amor se asimila al amor de pareja entre seres humanos.

Este amor como todos los amores es maravilloso pero seamos un poco más globales.

También, como todo el mundo sabe y todo el mundo ha oído, el amor se puede expresar hacia otros seres y/o hacia otras cosas.

Este es el caso del amor hacia los animales, amor hacia las plantas, amor hacia la tierra.

En resumidas cuentas amor hacia la naturaleza o hacia otros conceptos mas materiales o abstractos.

¿Cual será la naturaleza del amor?

Nadie sabe cual podrá ser la materia que alimenta este sentimiento.

A lo mejor, es que nos estamos equivocando y el amor no necesita ninguna materia para ser alimentado.

Puede ser que nos equivoquemos al intentar descifrar su naturaleza.

Cualquier científico empírico diría lo contario.

Eso, lo aseguro.

Sé que con estas simples palabras no vamos a llegar a ningún sitio y tampoco es esta mi intención.

Sólo sé que lo maravilloso y perfecto es tener una idea global de lo que puede ser y de la experimentación socio-cultural de lo que puede ser el amor para los seres humanos.

Poca gente no habrá conocido lo que es o puede ser este sentimiento.

Expresarse... no se puede expresar de una forma física, pero interiormente se sabe que uno está enamorado.

Si alguien nos comenta que no ha sentido amor a lo largo de su vida, puede ser que esta persona no ha descifrado todavía lo que es el amor.

Tiempo al tiempo.

Posiblemente lo haya tenido cerca y dentro de él.

Casi seguro que sí.

Lo que le habrá ocurrido es que no lo ha reconocido.

Simplemente no ha reconocido lo que hoy por hoy podemos llamar amor.

Que alguien levante la mano si no ha mirado al cielo azul con sus tranquilas nubes blancas y se ha sentido feliz.

Que alguien me diga que no ha abrazado el tronco de un robusto árbol y cuando lo ha soltado se ha sentido raro pero a la vez… extraño por lo sentido.

Quien no se ha recostado en una extensa pradera al sol y se ha sentido a gusto consigo mismo a pesar de todo lo que le puede rodear.

Si todavía tú no lo has hecho, es el momento para que puedas experimentar todo esto que estoy comentando.

Una cosa está muy clara.

Si uno no es capaz de amarse a si mismo nunca podrá amar a nadie ni a nada.

Simplemente por la razón de que si uno no tiene, no puede ofrecer.

¿Cómo se va a dar amor si no se tiene?

Y el lado opuesto siempre ocurre.

Hay seres que están llenos de tanto amor que lo reparten por doquier y no les importa darlo a pesar de las amarguras que incluso les proporcionen esos seres que lo reciben.

Eso es el verdadero amor, el amor que no pide nada a cambio.

Es muy sencillo.

El ser que da todo este amor es por si solo feliz repartiendo su amor y compartiendo éste con los demás.

Y es que el amor da la felicidad.

Otros seres peores que los no conocedores de la existencia del amor o de la no autoestima amorosa, son aquellos que sabiendo que pueden dar amor y les sobra todo ese amor no son capaces de darlo aunque vean que alguien pueda necesitarlo.

Avaricia amorosa.

Y aquí es donde aparece el odio.

El odio por la pérdida de amor.

El odio por el futuro incierto de una vida amorosa amarga y poco fructífera.

Y es que el odio es el mal de todos los males.

Odio por todo y odio por nada.

Si todo el mundo fuésemos un poquitín, solamente un poquitín mas amorosos con los seres que nos rodean, todo sería más bonito, más complaciente y menos penoso.

No habría tanto odio pero sí a lo mejor mucho más desamor.

No se sabe y será muy difícil de averiguar.

Al fin y al cabo... amor y odio.

¿Que más dará?

No olvides traer tu calzador…

¿Cuántas veces a lo largo de tu vida has utilizado la palabra éxito?

¿Cuántas veces te has referido a esta palabra como algo que deseas, envidias o que es parte de ti?

Pero…

¿Cómo defines la palabra éxito?

¿Qué es éxito?

Todo el mundo lo quiere y muy pocos lo consiguen.

Parece adivinanza y es curioso pensar que nos referimos a una palabra que tiene distintos significados para cada persona.

La he clasificado en éxitos profesionales, familiares, escolares, sociales, financieros etc.

Es muy difícil o casi imposible llegar a un objetivo si es que no lo tenemos claro.

Lo primero que tienes que hacer para ser exitoso es saber con seguridad qué es el éxito para ti.

¿Es acaso el éxito un objetivo en tu vida?

Después de mucho trabajo llegué a mi propia definición del éxito…

El éxito es la paz mental, es la autosatisfacción de saber que haces lo máximo para llegar a ser lo mejor que eres capaz de ser.

Tomando en cuenta lo recién mencionado, no podemos percibir el éxito como un objetivo en la vida, es como si persiguiéramos un atardecer, por más que corras hacia el oeste nunca podrás alcanzarlo.

El éxito es un sentimiento, una actitud, una manera de pensar, de actuar y de ser un modo de vida que se refleja en una paz mental.

El individuo realmente exitoso no es exitoso sólo por momentos o en situaciones de triunfo.

Una persona exitosa siente esta paz y esta autosatisfacción en momentos de dolor, fracaso, rechazo y frustración, se mantiene firme, determinado y perseverante ante sus objetivos sin importar lo adverso de las circunstancias externas.

Para este tipo de personas el fracaso es la mejor oportunidad de crecer y de aprender y saben que cada fracaso les acerca a la meta que se han propuesto.

En las artes marciales la mejor manera de aprender a subir la guardia en un combate es recibiendo patadas.

La gente se burlaba de Edison cuando este insistía e insistía en encender una bombilla de luz.

- Edison llevas cientos de fracasos, ya renuncia -le decían.

A lo que Edison respondía…

- Llevo cientos de éxitos, he encontrado cientos de maneras de cómo no encender una bombilla.

La actitud del éxito no te da cabida a renunciar, no existen fracasos sólo aprendizaje y el aprendizaje siempre te beneficia.

En la actitud del éxito se involucra el placer, el disfrute de todo el proceso de crecimiento.

¿Te has fijado que este tipo de gente no está obsesionada con el éxito?

Ni siquiera hablan de él.

Una vez escuché un señor de edad mencionar que el éxito, así como la felicidad, es comparable con un zapato, estás consciente de que el zapato existe cuando algo anda mal, cuando se metió una piedra, cuando aprieta o está demasiado flojo, cuando el zapato es bueno y cómodo no eres consciente de que existe y nunca piensas en él, no lo sientes y ni le das importancia.

Ahora…

¿Qué debemos hacer para acomodarnos bien el zapato?

¿Cómo llegar a estar cómodos hasta el grado de que incluso nos olvidemos de que existe?

No olvides traer tu calzador.

Nos corresponde a cada uno…

Nos corresponde a cada uno de nosotros estar atento en la forma como nos interrelacionamos, como manejamos, cultivamos nuestras virtudes, trabajar en pro de nuestro crecimiento a fin de alcanzar una buena calidad de vida mientras permanecemos en este plano.

En este escrito se exponen algunas sugerencias que nos aportan quienes se han preocupado por alcanzar un buen crecimiento y gracias a sus experiencias que nos legan podemos adentrarnos en el alcance de una buena calidad humana.

Afortunadamente hay personas que no solamente se han preocupado por su crecimiento personal, sino que nos legan sus experiencias, nos sugieren aspectos que no podemos descuidar en nuestro crecimiento, nos recomienda que tengamos presente, que nunca nos dejemos avasallar por el fracaso, por el no logro de objetivos que nos hemos propuesto alcanzar y así nos indica…

Fracaso no significa que somos unos fracasados.

Significa que todavía no hemos tenido un buen éxito.

Fracaso no significa que no hemos logrado nada.

Significa que sí hemos aprendido algo.

Fracaso no significa que hemos actuado como necios.

Significa que sí hemos tenido mucha fe.

Fracaso no significa que hemos sufrido el descrédito.

Significa que sí estuvimos dispuestos a probar.

Fracaso no significa falta de capacidad.

Significa que debemos hacer las cosas de distinta manera.

Fracaso no significa que somos inferiores.

Significa que aún no somos perfectos.

Fracaso no significa que hemos perdido nuestra existencia.

Significa que tenemos buenas razones para empezar de nuevo.

También se nos recuerda que tratemos de cumplir con el código de cortesía que nos indica…

1. Aprender y saber escuchar.
2. Agradecer y ser amable al escuchar.
3. Evitar discutir y simplemente atender y escuchar.
4. Estar continuamente con disposición a sonreír.
5. Dar el trato a otros que quiere para sí, o a los suyos.
6. Pedir siempre “por favor”.
7. Autodominarse ante las dificultades.
8. Respetar si pretendemos que nos respeten.
9. Procurar aguardar pacientemente.
10. Recuerde dar las gracias, siempre.

Si la educación se concibe como una ayuda al desarrollo integral de la persona, su finalidad última es aportar calidad humana.

Esta meta es la que confiere su particular dignidad a toda tarea educativa y tanto más cuanto se ejerza en su más alto nivel, como es el caso de la formación universitaria.

Por eso, el principal beneficio que un profesor puede aportar a sus alumnos estriba en descubrirle metas que valgan la pena.

Esos fines serán los que le muevan a esforzarse por adquirir las capacidades precisas para alcanzarlos.

Con todo, esas grandes metas no siempre están en el ambiente, ni son siempre fáciles de descubrir.

Incluso si se habla de ellas, a menudo queda oculto su atractivo.

Por eso la educación, si pretende el desarrollo de todas las potencialidades humanas, debe tener como objetivo ayudar a descubrir los grandes ideales que dotan de pleno sentido a la propia actividad y que justifican y motivan a desarrollar las capacidades recibidas.

Ayudar a descubrir metas es en suma, aportar calidad humana.

Y este objetivo no sólo es valioso.

Resulta, además, particularmente necesario y urgente hoy en día, cuando la cultura del éxito profesional ocupa precariamente un vacío de grandes ideales.

En la medida en que mejor se enfoque este aspecto, tanto más se puede calibrar el valor propio de la formación que la Universidad Nacional Autónoma del Carmen procura impartir.

Pienso que en las circunstancias, esa orientación no sólo profesional, sino de la entera vida a grandes metas, es quizás, su principal y más específica aportación al ámbito educativo.

La calidad humana constituye el fin de la educación porque ésta se propone lograr la mejora de cada hombre precisamente en lo que tiene de más propio y personal.

Otras actividades mejoran lo que el hombre tiene o aquello de lo que puede disponer.

Pero el objetivo de la educación es más alto, porque su mejora atañe al hombre mismo.

La educación no lleva a tener más, sino a ser más.

Su beneficio específico queda en el ámbito de la intimidad personal, no en el de las cosas que emplea ni en el de los servicios de que disfruta.

En esta diferencia radica el peculiar atractivo de las instituciones educativas.

Debemos incentivar a quienes están involucrados en la docencia a que los alumnos se preocupen sobre la importancia de cultivar y mantener dinámica su cualidad humana en pro de su crecimiento.

Hoy en día el hombre es incapaz de tomar conciencia de su verdadera naturaleza porque él le está dando importancia únicamente a la forma física.

Él ha perdido su facultad de razonamiento.

Puesto que se llama un ser humano, es su deber tomar conciencia de la singularidad de la cualidad de humano.

Una persona no puede llamarse un ser humano en la sola base de su nacimiento y calificaciones educativas.

En realidad, la verdadera humanidad no puede encontrarse en los grados académicos.

Hasta a los pájaros y las bestias se les puede enseñar algunos trucos maravillosos imitando a los seres humanos.

No es un crédito para un ser humano el derivar satisfacción de la sola retórica vacía, citando escrituras y relacionando con los demás.

La verdadera humanidad consiste en prácticas ideales en la propia vida y dando un ejemplo a los demás.

El hombre no tiene autoridad para enseñar ideales a los demás sin primero ponerlos en práctica él mismo.

Hay un inmenso poder divino en los seres humanos.

El hombre no es un sencillo ser que ha asumido un cuerpo humano.

Él está provisto de sabiduría superior, conciencia integrada constante y conocimiento discriminatorio.

Por lo tanto, se espera que canalice estas formas superiores de conocimiento por el camino correcto.

Finalmente, esto le permitirá a la persona ser grandemente beneficiada e iluminada.

Debe primero concientizar la importancia del término “cualidad humana”.

La cualidad humana emerge del propio ser de uno.

No puede adquirirse leyendo libros de texto o escuchando a otros.

Nunca te quejes de nadie…

Nunca te quejes de nadie, ni de nada, porque fundamentalmente tu vida es el resultado de tus propias decisiones.

No te amargues de tu propio fracaso ni se lo cargues a otro.

Recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar y que ninguno es tan terrible como para claudicar.

Acepta la dificultad de edificarte a ti mismo y el valor de empezar corrigiéndote.

El verdadero triunfo del hombre surge de las cenizas de su error.

Nunca te quejes de tu soledad o de tu suerte, enfréntala con valor y acéptala.

De una manera u otra es el resultado de tus actos y prueba que tú siempre has de ganar.

No olvides que la causa de tu presente es tu pasado, así como tu futuro será la consecuencia tu presente.

Aprende de los audaces, de los fuertes, de quien vivirá a pesar de todo, piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo y tus problemas sin eliminarlos morirán.

Tú eres parte de la fuerza de tu vida.

Levántate y mira el sol por las mañanas y respira la luz del amanecer.

Ahora despiértate, lucha, camina, decídete y triunfaras en la vida, nunca pienses en la suerte... porque la suerte es el pretexto de los fracasados.

Cuida tus pensamientos que se volverán palabras.

Cuida tus palabras que se volverán tus actos.

Cuida tus actos que serán tus costumbres.

Cuida tus costumbres pues formarán tu carácter.

Cuida tu carácter que será tu destino y tu destino será tu vida.

Para llegar a la madurez…

Para llegar a la madurez es preciso haber desarrollado la facultad de hacerse responsable de la propia vida, independiente de los demás, sea papá, mamá u otras personas.

Muchos padres, especialmente las mamás, cultivan intensamente el espíritu de dependencia en los hijos, cuando más bien deben modelar su autonomía.

El ser humano depende de la familia mientras va creciendo, pero en la misma medida, va adquiriendo independencia y criterios, valores y principios propios.

Lógicamente que nadie es totalmente independiente, pues todos estamos muy relacionados con los demás.

Pero debemos siempre conservar nuestra forma propia de ver la vida y de pensar, cultivar y defender nuestros valores y creencias.

Para ser una persona madura y exitosa, hay que adaptarse a los cambios que ocurren en la vida, aquellos sucesos negativos que siempre han de llegar y que son parte de la vida.

Algunas veces, la vida nos ofrece situaciones crueles, de las que parece que nunca podremos salir.

Sin embargo…

No aceptar la realidad y adaptarse lleva a cultivar una serie de emociones que engendran enfermedad.

La adaptabilidad y la flexibilidad implican una clase muy preciosa de madurez que puede evitar un trastorno mental.

La persona inmadura se encuentra permanentemente en medio de conflictos, porque rechaza todo lo negativo en vez de enfrentar aquellas cosas que sencillamente ocurren, luchar para solucionarlas y aceptar lo inevitable.

Hay casos clarísimos de inmadurez en la esposa que consulta a cada momento a su mamá lo que debe hacer o no hacer en su matrimonio.

La continua intervención de la madre en el matrimonio irrita al marido, la relación se deteriora y todos sufren enfermedades de origen emotivo provocadas por esta dependencia.

Otro signo de inmadurez es la actitud infantil, terrible y nefasta del egoísmo y la rivalidad que muchas personas, tristemente, siguen cultivando aún a sus 30, 40 o 50 años.

Resulta sumamente difícil convivir con personas así, porque tienen un espíritu de rivalidad exacerbada y se comparan continuamente en celosa competencia con los demás y nunca se libran de ser personas desgraciadas.

Son personas ególatras que están siempre exhibiendo sus dotes y cualidades haciendo ver, con razón o sin ella, que son más que otros.

Les domina constantemente la envidia, el orgullo herido y la hostilidad contra sus semejantes y contra sí mismos.

Son capaces, por su egolatría, de hacer daño a otros, porque han crecido más que ellos llegando hasta a avasallar, atropellar o pisotear con tal de subir.

Levantar la voz para gritar, buscar pleitos y ofender son señales claras de inmadurez.

Hay demasiada gente extremadamente agresiva, porque en el fondo son como niños que se sienten débiles, dependientes e inseguros.

Los estados infantiles son formas groseras de inmadurez, signos de debilidad, pruebas evidentes de miedo y fracaso.

Muchos individuos llegan a la edad adulta, pero siguen siendo niños que no salen jamás de esa fase de agresividad hostil y manifiestan su inmadurez con crueldad, cólera y odio, que demuestra debilidad.

En cambio, la amabilidad, el afecto, el amor y la buena voluntad son prueba de fortaleza y madurez.

La madurez trae consigo la hermosa preocupación de alegrar la vida de las demás personas.

La persona que llega a la madurez prefiere dar, más que recibir.

De esta manera, sus horizontes y perspectivas se ensanchan, porque la persona madura no vive en un reducido encierro, tratando a tientas de agarrar lo que sea posible en sus oscuros límites.

Más bien, camina a la luz del sol por el mundo inmenso, encontrando a otras personas a las que pueda dar, ofrecer y servir.

Es triste estar siempre recibiendo, porque jamás se experimenta la dicha indescriptible que proporciona el dar.

¿Eres maduro o inmaduro?

Hazte un examen de conciencia para comprobar si estás cultivando algunos de estos signos de inmadurez.

Es importante que examines bien estos aspectos de tu personalidad, pues te pueden estar ocasionando serios problemas en tu vida, en tu relación con tus seres queridos y con otras personas.

Con la ayuda del Señor se pueden superar muchas cosas en nuestra vida que no están del todo bien.

En la medida en que te sientas bien contigo mismo, te sentirás mejor y más feliz en tu relación con las personas que te rodean, que te aman y desean lo mejor para ti.

Con el Señor sí se puede, porque con él podemos vencer todo lo que venga en la vida y superar la inmadurez.

¿Qué hago yo en este mundo?

¿Por qué me encuentro aquí?

¿Cuál es mi misión?

¿Cuánto tiempo permaneceré aquí?

Son preguntas que muchos se han hecho, tratando de encontrar el sentido de la vida, más cuando sabemos que somos transitorios y transitamos en constante pruebas en que nos vemos sometidos y que si estamos atentos nos ayudan a explicar el porque de nuestra razón de ser.

No nos sorprende, que a cada ser humano le toca encontrar sus propias respuestas, a cada cual le toca descubrir su propia verdad.

Lo que es útil para uno puede no tener sentido para otro y lo que es significativo para este último puede carecer de valor para el primero.

Tal vez al plantearnos estas preguntas por primera vez…

¿De qué se trata la vida?

¿Qué vine a hacer aquí?

Podrían parecernos como algo fuera de nuestro alcance y reservado exclusivamente para los grandes filósofos.

Pero los más grandes filósofos comprendieron que esta es una tarea individual, lo cual se encuentra demostrado en la ancestral frase “conócete a ti mismo”, con la cual lejos de pretender tener las respuestas para toda la humanidad, incentivaban a cada individuo a encontrar su verdad.

Aunque el hecho de encontrarle sentido a la vida no nos es enseñado en la escuela, es de gran importancia para lograr una vida satisfactoria en todos los sentidos.

Pues al vivir una vida sin verdadero sentido, cualquier cosa que se hace carece de significado y no se obtiene ninguna satisfacción real.

Se nos agrega, que es un hecho que un porcentaje de las personas que habitan este planeta no saben porque están vivas y ni siquiera piensan en ello.

Aun así, una vida sin sentido se hace poco llevadera al pasar el tiempo, los desempleados se sienten deprimidos y aun los ricos y famosos se sienten infelices.

Consideremos, que encontrarle sentido a la vida es de vital importancia, pues de otra manera podríamos ser presa fácil de los falsos sentidos.

De no ocuparnos en encontrar el sentido de nuestra propia vida, podríamos sentir un vacío en nuestro interior.

En ese caso existiríamos, pero no sabríamos porque o para qué.

Y esto es algo que nos toca resolver por nuestros propios medios, pues nadie puede decirnos cual es el propósito de nuestra existencia humana, mucho menos como realizar el máximo de nuestro potencial.

Para eso tenemos primero que conocernos.

Recordemos que un vacío siempre es llenado, el universo no permite carencias y muy profundamente nosotros tampoco creemos en ellas.

En ausencia de un verdadero sentido y propósito en la vida, encontraremos alguna otra cosa con que llenar ese supuesto “vacío” y al hacerlo le estaremos dando la espalda (aunque solo momentáneamente) a nuestro impulso interior, que nos motiva a buscar dentro de nosotros mismos las respuestas.

Encontrarle sentido (nuestro sentido) a la vida es una aventura fascinante.

Significa creer realmente que nos hemos manifestado y continuamos haciéndolo por un propósito elevado, un propósito que solo nosotros podemos vislumbrar y lograr.

Una vez comprendido esto, dedicarnos a encontrar ese propósito es la elección natural.

El camino podría tener altos y bajos, tal vez tengamos que admitir que la causa de nuestra situación actual es haber elegido un substituto barato (algún falso sentido) y haberlo colocado como nuestra principal meta o deshacer un camino andado para retomar el propio, pero al final las recompensas superan con creces toda la dedicación invertida.

Independientemente del punto de partida, la creación de un plan de vida es esencial.

Cada uno de nosotros necesita encontrarle sentido a su vida, saber porque estamos aquí.

Una vez establecido este plan, nuestras actividades y proyectos emergen de y son coherentes con él.

De esta manera nuestras acciones adquieren sentido y tomamos consciencia de nuestra capacidad de crear nuestra realidad a voluntad.

No dudo, que al detenerte a leer este escrito ya tienes respuestas del porque estás en este plano, cuál es la razón de ser de tu vida, de tu sentido, producto de tus acciones, pero especialmente de tu indagación interna que te ayudado a aclarar el porque apareció en esta dimensión, con esta forma, con qué fin, además de estar consientes de que somos transitorios, perecederos.

Confió, que sabes cuál es el sentido de tu vida y estás trabajando en pro de resultados que te ayuden a crecer y manejar adecuadamente ese potencial que se te ha dado mientras se te da la oportunidad de estar.

Qué personalidad tan fuerte…

¡Qué personalidad tan fuerte y atractiva presenta la experiencia!

La experiencia es invaluable, cuando afrontamos y miramos las situaciones adversas, como bendiciones celestiales, que vienen envueltas muchas veces con un papel que no nos gusta y que son enviadas, no sólo para hacer fuerte nuestra alma, sino para expandirla.

Parece tan lejano el día en el que seamos maduros y más prudentes.

Es el aprendizaje de la vida.

Todos apreciamos el valor de la experiencia.

Tenemos la necesidad de acudir a las personas mayores en busca de guía y consejo, pues su conocimiento del mundo, de la vida y de la gente es una fuente invaluable para tomar decisiones.

La experiencia es el conocimiento adquirido en el transcurso de nuestra vida, ayudándonos a tomar mejores decisiones tomando en cuenta, posibilidades y riesgos, aprendemos en la intimidad de nuestro ser, en la familia, con los amigos, a través de la lectura, en el trabajo.

A pesar de todo esto, muchas veces seguimos tomando decisiones a la ligera, cometiendo los mismos errores y cerrando nuestros oídos a los consejos que nos brindan personas con más visión que nosotros.

Aunque la edad es la que aporta experiencia, cada momento de nuestra vida ofrece un nuevo conocimiento y un panorama más amplio sobre cada circunstancia, nuestro pensamiento y actitudes se van modelando paso a paso, dando como resultado la madurez.

La experiencia es conocer a las personas, sus reacciones y las costumbres sociales, es también la paciencia para afrontar las contrariedades, forma una capacidad para analizar con más profundidad los acontecimientos relacionando vivencias pasadas y adecuándolas al presente para emitir juicios más precisos, además de una marcada serenidad para tomar decisiones.

Esto de emitir juicios lo decimos en cuanto que podemos hacer razonamientos lógicos es decir, coherentes, correctos y verdaderos.

A diferencia de otros valores, la experiencia no es fácil de construir de manera activa.

Podría decirse que la experiencia en su forma básica se modela con los golpes de la vida.

Sin embargo…

Sí podemos tener una actitud alerta y vigilante que nos permita sacar el máximo provecho de todas las circunstancias de la vida.

La experiencia es un valor fundamental en muchos aspectos de la vida… con la familia, con la pareja, con los amigos, en el trabajo, en la comunidad, al tomar decisiones sobre la educación de los hijos, al tomar decisiones económicas, etc.

Nuestra vida debe ser una rica variedad de sensaciones, acontecimientos y encuentros, porque la experiencia solo se modela viviendo y aprendiendo.

Es ahí donde tenemos una diferencia fundamental con otros seres vivos.

Los seres humanos no solamente aprendemos de los impulsos directos de nuestros sentidos (calor, frío, dolor etc.), sino que somos capaces de analizar la información y generar nuevas alternativas.

El vivir la vida con profundidad y un esfuerzo por aprender de ella genera una percepción más exacta de la realidad y en esa medida podemos darle su justa medida a todo.

La experiencia nos ayuda a percibir la realidad como es, no como nosotros queremos que sea.

Y esa percepción más exacta de la realidad nos lleva a tomar mejores decisiones, a no ser injustos, ególatras, a medir más nuestros impulsos egoístas, sobre todo, a educarlos y encausarlos.

La experiencia y la prudencia van tomadas de la mano.

Vas a escuchar algunos medios que puedes poner en práctica, para aprender más de la vida y enriquecer tu experiencia.

Analiza tus decisiones pasadas y futuras, no sólo las más importantes y trascendentes como la elección de tu vocación, de estudios profesionales, del tipo de trabajo en donde crees que puedes dar lo mejor de ti y experimentarte feliz, a pesar de que algunas veces puedas experimentarlo difícil, si decides casarte o tener un hijo, iniciar una empresa por tu cuenta sino también aquellas decisiones aparentemente sin importancia que trajeron grandes resultados a tu vida.

Comprende y acepta, que necesitas ser humilde y estar abierto, para querer aprender de los demás.

A veces nos empeñamos en no escuchar un consejo porque las alternativas que nos proponen no están de acuerdo al gusto que nos estimula en el momento.

Así que no puedes aferrarte a una idea, cuando varias personas coinciden en hacerte notar el error (sobre todo si por edad, parentesco o alta calidad moral, su punto de vista es particularmente valioso).

Necesitarás tener apertura a la opinión ajena y ser honesto contigo mismo para rectificar, pues tarde o temprano te darás cuenta de cuanta razón tenían.

Al tomar una decisión, comenzar un trabajo, iniciar un negocio o adquirir un compromiso, necesitarás asumirlo con todas sus consecuencias, sin escatimar esfuerzos ni abandonarlo a las primeras contrariedades, sólo así estarás en condiciones de conocer realmente tus capacidades y posibilidades.

¿No es verdad, que las cosas que más trabajo te han costado, son las que más has valorado?

Quienes más esfuerzo han realizado a través de los años, se encuentran en mejores posibilidades de alcanzar objetivos más altos, más planificantes… pues la experiencia nos ayuda a plantearnos metas reales y accesibles a nuestra persona, con grandes posibilidades de éxito.

Necesitarás también, afrontar con valor y serenidad, las consecuencias de tus actos, sin buscar pretextos o excusas.

Al esconderte para esperar que las cosas se solucionen por sí mismas, pierdes la oportunidad de conocer la gravedad y magnitud de lo cometido.

Lo cierto es que aprendes más de un error y de un fracaso, que de un puñado de éxitos, aunque esto que dije, no debe servirte de disculpa cada vez que te equivoques.

Aprende a comprender y a tratar a los demás observando como lo hacen aquellas personas que siempre saben que hacer y que decir en las más diversas circunstancias.

Escucha con paciencia, controla la molestia y el disgusto, nunca pidas u ordenes bruscamente nada, es decir, que tu trato sea cortés, amable y siempre di “por favor” y “gracias”, no levantes el tono de voz innecesariamente, pregunta con educación, lo que no sabes.

Aquí viste, algunas de las características que pueden ennoblecer tu personalidad, fruto de un continuo acercamiento a tus semejantes, logrando -con la gracia del Señor esa libertad gloriosa de los hijos de Dios.

Cristo te dio libertad para que seas libre, por eso, necesitas mantenerte firme en esa libertad que da la fe, la esperanza y el amor.

¡Qué personalidad tan hermosa, fuerte y atractiva presenta la experiencia de Jesús el Señor!

Y hoy, aquí y ahora, podría parecerte tan lejano el día en el que puedas convertirte, por lo menos, en algo semejante.

¿Sabes?

No tienes porque esperar a que el tiempo pase y la experiencia llegue a ti como una lógica consecuencia, no, simplemente, comienza a tomar conciencia, pensar y reflexionar sobre todo lo que ocurre a tu alrededor, propio o ajeno, para que puedas formarte un criterio único, especial y coherente.

Pero definamos qué es la madurez.

Podríamos decir que es una cualidad del ser humano que expresa una elevada perfección humana.

¿Cómo se consigue esa perfección humana?

Pues mediante la repetición de buenas acciones es decir, poniendo en práctica la fe, la esperanza, el amor que encierra la humildad, la obediencia, la alegría el optimismo, el respeto, la responsabilidad, la bondad, la compasión infinita.

Al repetir un hábito bueno, una acción buena que brota de una intención limpia, pura, se adquiere la actitud de vida cristiana, se adquiere lo que la espiritualidad llama “virtudes humanas” que te brindan la facilidad y la naturalidad en obrar acertadamente es decir, con madurez.

¿Qué hábitos o virtudes son más destacables en la madurez?

En la perfección humana todas las virtudes son importantes y ninguna debería faltar.

Por ejemplo… si hay madurez, se soportan las dificultades con entereza poniéndose en práctica la fortaleza, la reciedumbre, la paciencia, la tenacidad, la perseverancia.

La persona madura sabe dominar su propio cuerpo y no es esclava de sus caprichos por eso pone en práctica con la ayuda del Señor Dios, la templanza, la castidad, la sobriedad, la limpieza de corazón.

La prudencia, la reflexión y el consejo son cualidades que dejan notar más, la madurez, pero tendrás que tener en cuenta que la prudencia no la confundas con indecisión ni egoísmo.

La madurez incluye un ejercicio responsable de la libertad, reconociendo y reparando los errores y sus consecuencias, para ello necesitarás la sinceridad, el mirar con realismo y el obrar con responsabilidad.

Una persona madura sirve a los demás, huye del egoísmo y por eso trata con la gracia del Señor, de amar siempre, incondicionalmente, sin hacer exclusivismos o excepciones, sí, la generosidad que no calcula, que no razona, es signo inequívoco de madurez.

Alguien podría decir…

- Oye, pero todo esto está muy difícil.

Primero permíteme decirte que no te programes mentalmente de esta manera, porque de lo contrario, si insistes en pensar así, claro que se te hará muy difícil.

Tienes la gracia del Señor, tienes los dones, las virtudes en germen, sólo falta que quieras ponerlas en práctica, también puedes procurar la amistad de personas virtuosas es decir, que busquen el bien, el ser mejor cada día.

Recuerda, tienes la ayuda del Señor, pero necesitarás esforzarte, desearlo querer ser maduro, cada día, cada paso, pues los pequeños intentos repetido, logran las grandes empresas.

¿Por dónde empezar?

Cada persona deberá prestar mayor atención a una virtud u otra teniendo en cuenta lo que se necesita en el momento concreto.

En general, para crecer en madurez se pueden recomendar dos cosas resumiendo mucho, escucha bien…

Esfuérzate en un trabajo serio, responsable, constante, bien hecho.

¿Sabes?

Una persona trabajadora desarrolla muchas virtudes a la vez… honradez, responsabilidad, alegría, optimismo, orden etc.

Reconoce tus fallas ante ti mismo y ante los demás, pues esto, es un ejercicio de sinceridad, realismo y responsabilidad.

Sí, reconoce tus errores corrígelos y pide perdón siempre, de esta manera estarás poniendo a caminar la humildad, la sencillez, la verdad.

La madurez se alcanza a base de repetir buenas acciones, en cambio, cada acto de egoísmo, es un acto en dirección contraria que inclina la voluntad hacia el mal.

¿Madurez es lo mismo que santidad?

Normalmente la madurez se entiende sólo como perfección humana natural, mientras que la santidad equivale a la madurez humana y sobrenatural.

La santidad es la puesta en práctica de las virtudes humanas y sobrenaturales imitando a Cristo, perfecto Dios y perfecto hombre.

Y la madurez…

¿Depende de la edad?

Un poco sí, pues las personas excesivamente jóvenes no han tenido tiempo de consolidar esos buenos hábitos o virtudes.

Sin embargo…

Lo decisivo no es la edad sino el esfuerzo continuo por llevar una vida recta, una vida ejemplar.

¿Es posible la madurez en los niños?

Se puede hablar de madurez infantil cuando los niños ejercitan las virtudes propias de la madurez del modo adecuado a su edad.

Por ejemplo, un niño así jugará mucho, pero también cumplirá responsablemente sus tareas, le gustarán los dulces, pero no será caprichoso, meterá la pata, pero sabrá reconocerlo, le gustará ayudar y servir a los demás, aunque su aportación sea limitada.

¿En los mayores siempre hay madurez?

Las personas mayores han alcanzado la madurez física, biológica, pero esta madurez no es la principal… hay adultos irresponsables, egoístas, imprudentes, con falta de sobriedad, humildad y fortaleza y en estos casos no puede decirse que posean la perfección humana propia de la madurez.

Desde luego también hay personas mayores cuyas virtudes superan en mucho a sus pequeños defectos.

¿Y la madurez en la adolescencia?

Obviamente si en la infancia puede hablarse de cierta madurez, con mayor motivo en la adolescencia.

Y en sentido contrario si hay adultos inmaduros, también los hay adolescentes.

En general, habrá madurez en la adolescencia cuando el joven ejercita las virtudes propias de la madurez del modo adecuado a su edad.

En cambio la inmadurez típica de estas edades consiste en reclamar derechos de adulto en lo que todavía es joven y actuar infantilmente donde ya se es mayor.

Escucha algunos ejemplos de inmadurez en la adolescencia cuando se cree que se es mayor donde todavía no es, hay varios ejemplos que reflejan la llamada edad del pavo.

La rebeldía y falta de respeto hacia los padres, reclamando independencia como si no se necesitara de ellos.

La exigencia de derechos y libertades, cuando aún se carece de responsabilidad para cumplir los propios deberes.

En el aspecto de comportamiento infantil la inmadurez se puede apreciar en el afán excesivo por divertirse, cuando la edad de jugar ha terminado y el juego debe ir dejando paso al trabajo responsable y la pretensión de conseguir las cosas sin esfuerzo, como les pasa a los niños.

¿Por qué es muestra de inmadurez enfrentarse a los adultos?

La auténtica madurez no necesita de rebeldías, ni de faltas de respeto, ni reclama más libertades.

Una persona mayor no necesita de estas cosas para sentirse mayor y los que le rodean reconocen su madurez sin esos comportamientos.

Escucha estos ejemplos de madurez en la adolescencia...

Aunque sus aportaciones a la sociedad sean aún reducidas, la madurez de un adolescente se muestra cuando… es trabajador y responsable con sus deberes, cuando es servicial e interesado por ayudar a los demás, cuando es constante en sus esfuerzos y cuando escucha y agradece los consejos.

* Madurez en el amor.

¿Para amar es necesario un grado de madurez?

Sí, pues generalmente decimos que amamos a quien desea nuestro bien, en cambio el verdadero amor exige que el egoísmo sea reducido y esto es una característica clara de madurez.

¿El divorcio tiene que ver con la madurez?

El divorcio y los problemas matrimoniales se relacionan directamente con la falta de madurez en el amor.

La irresponsabilidad y el permanecer atados a vicios o heridas que hacen reaccionar agresivo o neurótico a alguno de los cónyuges o los dos, es un signo de inmadurez inequívoco.

El egoísmo e incomprensión, la falta de aguante y de lealtad y fidelidad a sí mismos y al otro, son muestras de escasa madurez y a la vez causan problemas matrimoniales.

¿Hay un modo rápido de crecer en madurez?

La madurez se alcanza con mayor rapidez a base de saber sobrellevar y tratar de sanar diariamente en oración y en conciencia -con la gracia del Señor- las heridas recibidas en la infancia de rechazo, abandono, humillación, traición e injusticia.

Cuando la pareja es consiente de que se necesita luchar, crecer, trabajar interiormente para ser mejores seres humanos cada día, las diferencias de carácter y en general, todas las diferencias se irán superando haciendo que el amor crezca cada día y se purifique el corazón del egoísmo.

¿El uso del sexo influye en la madurez?

El sexo influye en la madurez de varios modos… quien domina las apetencias sexuales, reservando el uso del sexo para después de la boda, muestra un buen grado de madurez.

Quien se deja llevar por los gustos sexuales, muchas veces impulsados por alguna herida como la traición, buscando principalmente el amor no recibido en su infancia, aumenta su egoísmo y empeora su madurez.

Madurez, pues, es la habilidad de controlar y encausar la ira y resolver las diferencias sin violencia o destrucción, es paciencia, voluntad de posponer una relación por ejemplo entre casados o personas de tu mismo sexo, o un grito o un golpe, en favor de un beneficio a largo plazo.

Madurez es perseverancia, es habilidad de sacar adelante un proyecto o una situación a pesar de fuerte oposición y retrocesos decepcionantes, es la capacidad de encarar disgustos y frustraciones, incomodidades y derrotas, sin queja ni abatimiento.

Madurez es humildad, es ser suficientemente grande para decir me equivoqué y cuando se está en lo correcto la persona madura no necesita experimentar la satisfacción de decir…

- Te lo dije.

Madurez es la capacidad de tomar una decisión y sostenerla.

Las personas inmaduras pasan la vida explorando posibilidades para al fin no hacer nada.

Madurez significa confiabilidad, mantener la propia palabra, superar la crisis.

Las personas inmaduras son maestras de la excusa, son los confusos y desorganizados.

Sus vidas son una confusión de promesas rotas, amigos perdidos, asuntos inconclusos y buenas intenciones que nunca se convierten en realidad.

Cuando echamos un vistazo a nuestro mundo actual, nos damos cuenta que no habíamos tenido tanta necesidad de madurez como ahora y a la vez, parece que no habíamos asistido a un cultivo tan intenso y universal de infantilismo, pues lo estamos viendo a cada paso, en nuestra vida diaria…en nuestras comunidades, familias, sociedad…

Los signos de inmadurez que he enlistado, espero que te sirvan de reflexión, de manera que sea un estímulo grande para obrar de manera contraria es decir, desde la madurez cristiana, sabiéndote siempre sostenido, por la gracia del Señor Dios.

Estos signos de inmadurez son… inseguridad, aferrarse a lo físico, (a la salud, a alguna comida o a algún deporte), pérdida de interés por el trabajo a causa de alguna contrariedad o dificultad, retroceso en los proyectos personales, si eres adulto, sientes envidia de quien es joven aún, infantilismo, compensaciones falsas como el alcohol, droga, cigarrillo, excesiva televisión o excesivo uso del internet, mostrar cansancio no por malestar físico sino por no estar acostumbrado a trabajar, ideas obsesivas, fragmentación de la personalidad es decir, mostrar cambios constantes, contradicciones, desorden interior, tomar lo provisional como definitivo, volverse calculador, mostrar que no hay claridad de principios y valores guías, mostrar ese espíritu de “ojalatería”, es decir, ojalá no tuviera esta profesión, ojalá fuera esto o aquello…, pensar más en sí mismo que en los demás, ausencia de identidad personal, incoherencia entre lo que se quiere y lo que se hace, intolerancia, falta de equilibrio mental, emocional.

Ahora, pon mucha atención a estos signos de madurez que siguen… seguridad en lo que se hace y se quiere, capacidad de trabajo intenso y constante, aspirar a más afán de emprender, satisfacción y gusto, es decir, sentirse realizado, feliz en medio de las luchas normales de la vida, tener ideales vigentes, dar trascendencia a lo cotidiano, vivir siempre más allá de lo inmediato, tomar lo provisional como provisional, no conformismo, aceptar el cambio, sea físico, psíquico o espiritual, aceptar las limitaciones propias y ajenas, no pedir a los demás más de lo que razonablemente se puede, no transigir en lo esencial, confianza en sí mismo, capacidad de riesgo, pensar más en los otros que en sí mismo, responsabilidad capaz de abnegación, saber decir no cuando se tiene que decir no, identidad muy definida, unidad y coherencia de vida, convivir, comprender, tolerar, servir.

Así pues, hemos visto que la madurez, no depende de la edad ni de los conocimientos, talentos, habilidades o capacidades personales, ni de lo que se hace en cuanto a la actividad profesional.

Es más bien una amalgama donde entran varias dimensiones… intelectual, afectiva, emocional, de relación, etc.

Además, hay diferentes grados de madurez.

Lo único claro es que designa un estado de vida lograda, de plenitud, a la que todos aspiramos y en una buena medida, que los demás esperan también de nosotros.

Estamos llamados a ser maduros, tenemos la gracia, nunca lo dudemos.

Se nos dio la oportunidad de vivir…

Se nos dio la oportunidad de vivir, de conocer este mundo físico, de compenetrarnos en todo lo que él encierra, pero también de saber disfrutarla, más cuando no sabemos el momento de nuestra partida.

Debemos sacarle provecho a los minutos, horas, años y optimizar toda esa potencia divina que se nos ha dado, darle paso a nuestros pensamientos, creatividad, iniciativa en todo aquello que nos favorezca en nuestro crecimiento, utilización adecuada de nuestro tiempo, que nos genere equilibrio, felicidad, armonía y lo que tanto se anhela, como es el amor, en ese instante llega la iluminación.

Para conocer la vida simplemente hay que vivir.

La vida es vivir, la vida no es un objeto, la vida es un proceso.

La vida es un néctar que hay que aprender a saborear.

No hay forma de conocer lo que es la vida más que viviendo, estando vivo, fluyendo, saboreándolo todo con ella.

Si buscas el significado de la vida en algún dogma, en una determinada filosofía, en una teología, ten por seguro que te perderás en luchas y discordias intelectuales.

El intelecto no puede reconocer lo que es la vida.

El intelecto no puede conocer el sabor de la vida y su significado.

La vida no te está esperando en ninguna parte.

La vida es algo que te sucede y te muestra los misterios de estar vivo.

La vida no se encuentra en el futuro como una meta que haz de alcanzar, está aquí y ahora, en este mismo momento, en tu respirar, en la circulación de tu sangre, en el latir de tu corazón.

Cualquier cosa que seas, es tu vida, si te pones a buscar significados en otra parte, te perderás la oportunidad de conocer el sabor de la vida.

Lo cierto, que cada quien en la medida que se ha identificado plenamente con lo que representa la oportunidad de vivir, de estar plenamente identificado con ese chance de sacarle provecho al tiempo que se nos permite estar, debe saberla saborear, sin dar cabida a todo aquello que merme las capacidades energéticas del entusiasmo, de la manifestación de sentimientos, emociones en toda sus capacidades que generen felicidad, autenticidad.

Se debe evitar a toda costa la dependencia, manipulación alienación interferencia que mermen el gozo máximo de saborear intensamente nuestro vivir.

Mañana puede ser demasiado tarde y no sabemos si realmente estaremos en ese mañana.

Mi percepción de vida ha cambiado radicalmente y me identifico con todo aquello que me genera felicidad, que me da la paz de que realmente el tiempo de permanencia es utilizado intensamente en pro de mi crecimiento y de no afectar a nadie en lo que les corresponde hacer.

Si piensas que estas vencido…

Si piensas que estas vencido, lo estas.

Si piensas que no te atreves, no lo harás.

Si piensas que te gustaría ganar pero no puedes, no lo lograras.

Si piensas que perderás, ya has perdido.

Porque en el mundo encontraras que el éxito comienza con la voluntad del hombre.

Todo esta en el estado mental, muchas carreras se han perdido antes de haberse comenzado.

Piensa en pequeño y te quedaras atrás.

Piensa en grande y tus hechos crecerán.

Piensa que puedes y podrás...

Todo esta en el estado mental.

Si piensas que estas con ventaja lo estas.

Tienes que pensar bien para elevarte.

Tienes que estar seguro de ti mismo antes de intentar ganar un premio, la batalla de la vida no siempre la gana el hombre más fuerte o el más ligero.

Tarde o temprano el hombre que gana es aquel que cree poder hacerlo.

El hombre tiene gran potencial para lograr todo lo que se propone solamente es querer hacerlo.

Siempre es preciso saber…

Siempre es preciso saber cuando se acaba una etapa de la vida.

Si insistes en permanecer en ella, mas allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto.

Cerrando círculos, cerrando puertas, o cerrando capítulos.

Como quieras llamarlo, lo importante es poder cerrarlos, dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.

Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente “revolcándote” en los porque, en tratar de entender porque sucedió tal o cual hecho, pero el desgaste va a ser infinito porque en la vida, tu y yo estamos abocados a ir cerrando capítulos, a pasar la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.

No podemos estar en el presente añorando el pasado.

Ni siquiera preguntándonos…

¿Por qué?

Lo que sucedió, sucedió y hay que soltar, hay que desprenderse.

No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros… no.

Los hechos pasan y hay que dejarlos ir.

Por eso a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, papeles por romper, documentos por tirar, libros por vender o regalar.

Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación.

Dejar ir, soltar, desprenderse.

En la vida nadie juega con las cartas marcadas y hay que aprender a perder y a ganar.

Hay que dejar ir…

Hay que pasar la hoja…

Hay que vivir solo lo que tenemos en el presente.

El pasado ya paso.

Suelta el resentimiento, al prender “tu televisor personal” para darle y darle al asunto, lo único que consigues es dañarte mentalmente, envenenarte y amargarte.

La vida esta para adelante, nunca para atrás.

Porque si andas por la vida dejando “puertas abiertas"”, por si acaso, nunca podrás desprenderte, ni vivir lo de hoy con satisfacción.

Noviazgos o amistades que no clausuran, posibilidades de regresar (¿a qué?), necesidad de aclaraciones, palabras que no se dijeron, silencios que te invadieron.

Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalo ir, cierra capítulos.

Dite a ti mismo que no, que no vuelves.

Pero no por orgullo ni soberbia, sino porque ya no encajas allá, en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en ese escritorio, en ese oficio.

Ya no eres el mismo que se fue, hace dos días, hace tres meses, hace un año, por lo tanto, no hay nada a que volver.

Cierre la puerta, pasa la hoja, cierra el círculo.

Ni tu serás el mismo, ni el entorno al que regresas será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático.

Es salud mental, amor por ti mismo desprender lo que ya no esta en tu vida.

Recuerda que nada, ni nadie es indispensable.

Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo, nada es vital para vivir porque… cuando tú viniste a este mundo “llegaste” sin ese adhesivo, por lo tanto es “costumbre” vivir pegado a el y es un trabajo personal aprender a vivir sin el, sin el adhesivo humano o físico que hoy te duele dejar ir.

Es un proceso de aprender a desprenderse y humanamente se puede lograr porque, te repito, nada ni nadie nos es indispensable.

Solo es costumbre, apego, necesidad.

Pero… cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacuda, suelta.

Hay tantas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escojas, te ayudara definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad.

¡Esa es la vida!

Tengo el mejor de los seguros…

Tengo el mejor de los seguros y además es gratis…

¿Quien lo quiere?

¿Cuántas pólizas de seguro existen en el mercado?

¿Cuántas aseguradoras ofreciendo con sus productos ante futuros inciertos soluciones y alternativas viables?

¿Tienes algún seguro a tu nombre?

Al menos los que las leyes obligan.

Los de la vivienda y el vehículo son de ese tipo.

Los demás son optativos.

Hay seguros de todo tipo.

Seguros de accidentes, de hospitalización, de vida… y muchos más muy rebuscados que solventan o palian cualquier circunstancia desagradable que pueda suceder en el futuro.

Pero lo que no hay es ninguno que asegure el presente.

Sí el presente.

Alguien dirá que lo que propongo es un absurdo.

Más, si esto lo lee alguien del mundo de los seguros diría…

- Este hombre quiere que aseguremos el presente.

- ¿Y como se hace eso?

- ¿Acaso y tras años de experiencia va a descubrir el seguro que va a revolucionar el mercado?

- ¿Si se cree tan inteligente como es que no está trabajando a mi nivel y no haciendo una propuesta tan estúpida?

- Dígalo ya.

- Veamos esa póliza que cubre el presente… esa póliza imposible.

- Vivir pensando en el futuro, es realmente agobiante.

- Vivir el día a día imaginando que en el futuro nos puede pasar esto o lo otro ensombrece el instante, agobia los segundos, ahorca los sentidos, fulmina la confianza, destroza la fe, inunda de terror el momento, termina hundiendo el navío de la paz y acaba por apoderarse de la bandera de nuestra libertad personal.

Querer navegar más allá del agua por la que se navega, es querer estar donde aún no se ha llegado.

Es querer respirar el aire del mañana sin disfrutar del que se tiene en el presente.

Vivir pensando en el beso que dar a la persona amada al día siguiente es algo que nunca se sabe si llegará.

Es mejor disfrutar de ese beso como si del último se tratara.

Alargarlo hasta el extremo.

Gozar de cada roce.

Paladear cada suspiro.

Emerger con cada esencia.

Caminar a cada paso mirando hacia delante sin medir cuanto queda.

Contemplar el paisaje sin imaginar que pueda estar quemado en un futuro.

Admirar cada amanecer sabiendo que mañana habrá otro igual o mejor.

Hacer eso es asegurar el presente.

Eso es vivir en paz con salud mental.

Eso es no temer a lo que pueda ocurrir.

Simplemente, porque el sol sale para ti cada día de una manera especial.

Y ese sol, está ahí, siempre presente.

Quizás alguna vez no lo veas, pero lo percibes.

Incluso cuando se esconde, sabes que sigue estando.

No se ha ido.

No ha desaparecido.

Siempre está.

Y está en el presente continuo de cada momento sin límites, sin pérdidas.

Asegurar el presente, es saber que es lo único que tienes y lo único que posees en esencia.

Lo demás es insustancial.

A veces casi imperceptible.

Asegurar el presente, es vivirlo como si no hubiera nada más, pues en verdad no hay nada más.

Porque lo que será no lo será, si no es ahora y si algo no es ahora, no lo será en el futuro.

Lo que produces en el presente es lo que es y lo que será en el futuro.

Este es el mejor de los seguros y además, es gratis.

¿Quien lo compra?

Yo sé de esos días tristes…

Yo sé de esos días tristes donde la fuerza y la luz se extinguen.

Esos días en los que las lágrimas llegan y la soledad persigue.

En los que parece que todo está perdido, que no hay salidas, que no hay caminos.

Sin embargo…

Al igual que yo, tú sabes que no hay días que duren para siempre y que solo existen días tristes porque nosotros dejamos que existan.

Maravillosamente el tiempo no se detiene, somos nosotros quienes por desesperación o necedad nos detenemos en el.

Sigue caminando, sigue luchando, dale cuerda a tu reloj personal.

No te detengas por sin-sabores y sin-remedios.

Continúa, que tantas experiencias radiantes están esperando por ti.

Cuando la angustia llegue…

Cuando la depresión acose, míralas pero no las abraces, contémplalas pero no las invites.

Tú posees el poder para llorar y para reír.

Elige reír.

Elige los días alegres.

Hay momentos de llanto y de soles negros y de lunas rotas, pero son solo eso… momentos, no los conviertas en días, en semanas, en meses.

Si te sientes solo, sal y busca gente, llama a algún pariente o amigo.

Concéntrate en actividades productivas.

Cuenta tus bendiciones, todo lo que posees, todos los que te quieren, reconoce lo que a tu alrededor se abre con brillo y con vida.

Si alguien te dio la espalda, si alguien lastimó tu corazón, si alguien te dejo para siempre, por supuesto que vas a estar triste y vas a sufrir, pero no hagas tu dolor eterno, ponle un final a la angustia y decide que hasta aquí llegó, porque de ahí en adelante vas a sonreír, vas a buscar la luz, la alegría, el entusiasmo y todas las posibles razones para ser feliz.

¿Sabes?

En la vida siempre vas a tener buenas y malas experiencias, buenas y malas compañías, buenos y malos consejos, pero depende de ti prestar atención y enfocarte en lo positivo, lo bello, lo útil.

No permitas que una mala mirada, una mala palabra, una mala acción te quite el gozo de existir.

Espero que estas palabras de aliento llegue a tus manos y puedas entender con resignación y fortaleza que hay cosas en la vida que te ofrecerán alegría y otras que te ofrecerán tristezas, pero que depende de ti extender tus manos y recibir solo aquellas que van a colaborar a tu bienestar espiritual y mental.

Vamos por la vida ausente…

Vamos por la vida ausente, habitados por imágenes.

Hacemos responsable de nuestra felicidad a la idea de que todo será perfecto aquel mágico día cuando lo que soñamos y deseamos se haga realidad.

Andamos separados del presente, del ahora mismo.

Poseer sueños y luchar por nuestras metas es imprescindible, es fundamental, pero mientras lo hacemos también debemos vivir plenamente.

Vivir los actuales instantes, gozar de las buenas cosas y de las buenas personas que nos rodean, que están con nosotros, que nos acompañan, que aunque no lo veamos colaboran a esa felicidad que tanto buscamos.

Sí no es ahora…

¿Cuándo?

¿Vamos a esperar a que tengamos 80?

Necesitamos ser felices entre pequeños momentos y entre pequeños detalles.

No permitamos que los “luego”, o los más “tarde” o los “mañana” nos atrapen en el cuarto oscuro de la ansiedad.

Valoremos cada momento.

Abracemos con alegría esa comida con la familia, la sonrisa de un ser querido, esa película que presentan en la tele esta noche, esa blusa nueva que pudiste comprarte, aquella brisa fresca que llega por las tardes o al amigo que vino a visitarte a los años.

El tiempo es un correcaminos y no espera por nadie.

Empecemos a gozar hoy, son los instantes de alegría los que hacen la felicidad.

Basta de vivir de imágenes.

Basta de esperar hasta que algo inmenso pase, hasta que el milagro se cumpla, hasta que te enamores, hasta que encuentres el trabajo perfecto, hasta que te cases, hasta que tengas hijos, hasta que pierdas esos kilos, hasta que ganes la lotería, hasta el próximo año o hasta la próxima estación.

No dejes que la muerte llegue y te agarre esperando.

Esfuérzate por ser feliz… ahora.

Uno de los comportamientos…

Uno de los comportamientos considerados más nocivos en las relaciones personales, es sin duda alguna, la envidia, pues nada grato es pensar que alguien experimente malestar por el hecho de que logremos tener salud, dinero o amor.

Comencemos por decir que la envidia es un estado interno limitador, generador de frustración y sufrimiento, que experimentan algunas personas ante el éxito o el bienestar de otros.

La base de la envidia, se basa en la existencia de dos variables, el deseo y la comparación.

Si deseo algo que no poseo y me comparo con otro que sí lo posee, el resultado es un proceso de incomodidad que puede llegar a ser insoportable para quien la padece.

El alcance de la envidia es infinita, pues todo puede ser envidiado.

De otros, podemos desear su belleza, su salud, su pareja, su nivel económico, su prestigio social, sus posesiones materiales o incluso su grado de felicidad.

La causa de la envidia reside en la baja autoestima.

En un escaso amor propio, en una falta de valoración y aprecio de las maravilla que somos en potencia, los seres humanos.

El envidioso revela un franco desconocimiento de sus recursos, de sus dones, habilidades y talentos.

Puede decirse que es más sana la envidia infantil, pues los niños carecen de los recursos para obtener lo que desean y dependen de sus padres o representantes.

Los adultos, en cambio, como seres dotados de incontables posibilidades para satisfacer sus expectativas, no pueden justificar el estancamiento emocional de la envidia, el cual es, por cierto, repudiado socialmente, pues la sociedad tiende a valorar a sus héroes y líderes, a aquellos que se han esforzado para sobresalir, ganar y triunfar.

La envidia puede traer consigo efectos devastadores…

Nos produce sufrimiento y en muchos casos nos lleva a actuar de manera hipócrita, desleal y destructiva.

Quien ha sido contaminado por el virus de la envidia, sólo ve defectos en el otro, se torna hipercrítico o actúa de manera indiferente con quienes son objeto de su inaceptación.

Existen algunos indicadores que nos permiten reconocer la llegada de la envidia, cuando proviene de otros hacia nosotros…

- Cambios en su forma de tratarnos en la medida en que nuestro éxito es mayor.

- Intentos solapados o evidentes de destruir nuestra reputación.

- Aumento de la tendencia a criticarnos y buscarnos defectos.

- Aumento en formas de comunicación viciadas como la ironía o el sarcasmo.

- Intentos de bloquear nuestros logros.

- Coalición o unión con otros envidiosos.

- Evidencias de malestar ante nuestros éxitos.

- Ocasionales muestras de indiferencia y negación a celebrar nuestros logros.

Aunque no lo parezca la envidia tiene un lado positivo.

Convertida en admiración por el otro, o por natural competitividad humana, puede estimularnos a imitar aquello que anhelamos y que destaca en aquellos a quienes envidiamos.

Experimentada así, puede llegar a ser un positivo detonante de logros y agente causal de superación.

Sin embargo…

Fuera de esa excepción, representa una negación de la empatía y sus consecuencias son invariablemente dañinas.

¿Qué puedo hacer ante los que me envidian?

Debes saber que la envidia nace del miedo y que es un sentimiento frecuente y natural.

Evita contar tus planes para evitar los sabotajes externos.

No grites a otros tus logros y si lo haces evita actuar con arrogancia.

Halaga lo positivo que veas en los envidiosos para que reconozcan su propio poder.

¿Qué hacer cuando el envidioso soy yo?

Céntrate en tu propia vida, acepta y agradece lo que eres y lo que tienes.

Evita compararte con los demás.

Has planes a largo plazo, organiza, a su tiempo cosecharás lo sembrado.

Acepta que no todos tenemos el mismo talento ni el mismo destino.

En conclusión, la envidia es un estado limitador surgido de la baja autoestima, que se basa en una comparación negativa con otros cuyos logros consideramos injustos y amenazantes para nosotros.

Superarla implica desarrollar autoconfianza, centrarnos en nuestra vida más que en la de otros, compararse con uno mismo y no con los demás, aprender a controlar la reactividad destructiva, ponernos en el lugar de la persona envidiada y priorizar ante todo el valor de las buenas relaciones.

Si deseas vivir una vida alegre, armónica y productiva, es necesario que te vacunes contra el virus de la envidia.

Todos tenemos una doble vida…

Todos tenemos una doble vida… la vida que tenemos ahora y la que potencialmente podríamos tener si tan sólo nos atreviéramos a ser lo que queremos ser.

Si lleváramos a cabo nuestros sueños y le diéramos rienda a nuestra vocación, con seguridad habría menos crisis personales, profesionales y familiares.

Estar atrapados en la inercia acaba finalmente por matar el espíritu y la fuerza vital.

El éxito o la búsqueda del éxito, puede ser tóxico.

Se gana en un frente pero se pierde en otros.

La evidencia abunda… predominan los desbalances y las crisis personales y no sabemos cómo salir del pozo o peor, ni siquiera nos damos cuenta de que estamos en el pozo.

Es inconcebible que el éxito sea unidimensional y sea medido en términos económicos.

Por lo menos hay otras 4 dimensiones que tienen que tomarse en cuenta en la búsqueda del éxito integral y de la felicidad… la profesional, la personal, la familiar y la social.

Una persona verdaderamente exitosa tiene un balance entre las cinco dimensiones.

El peso que tiene el dinero opaca a las otras dimensiones.

Como si la valía de una persona estuviera directamente relacionada con la cantidad de dinero que se tiene.

Y está comprobado que la gente típicamente tiene un “tope” que aunque se saque 100 millones de dólares, eventualmente el efecto se erosiona y al tiempo, se está en el mismo nivel de satisfacción que se tenía antes de tenerlos.

Lo mismo pasa con un auto, un traje, un vestido o joyería nueva… el efecto se desvanece.

Sin embargo…

Nos empecinamos a llegar al “éxito”, entendiéndolo como status, dinero y poder, sin contabilizar los costos.

En una investigación informal entre gente de nivel socioeconómico A y B, el 80% de los entrevistados entre las edades de 35 y 60 años, confesaron estar utilizando alguno de los siguientes métodos… Rivotril, Halcion, Tafil, Valium, Ritalin, Tofranil y en otro rubro sustancias como la nicotina, el alcohol y en algunos casos hasta drogas.

La razón… llenar el hueco, el vacío, parchar lo descosido, cubrir una deficiencia, lidiar con la sombra interna.

Y la sombra es algo serio.

La sombra es esa parte interna que nos tiene atados a una realidad que no queremos.

Se encarga de sabotear, bloquear, frenar.

Nos hace hacer cosas que no son buenas para nosotros, como si fuera una fuerza que no nos dejar florecer.

La sombra nos hace ser candiles de la calle y oscuridad de la casa, no nos deja hacer ejercicio, nos hace comer mal, beber de más, pelearnos con la gente que queremos y lo peor… no nos deja desarrollar nuestra parte creativa e incorporarla como parte de nuestra vida cotidiana.

La sombra ha sido estudiada por muchos, pero una tesis en particular, proveniente de la psicología evolutiva es impactante.

La sombra tiene una explicación de programación genética.

Es producto de los miles de años que el humano tuvo que lidiar para sobrevivir a la intemperie y enfrentar a un mundo físicamente hostil.

Pertenecer a un clan y fusionarse con el grupo era la única forma de no morir.

Hay una propensión humana para pertenecer, estar afiliado y parecerse a los demás.

Si se era demasiado original, vistoso o creativo, se ponía en juego la pertenencia a la tribu y por andar de novedosos y arriesgados, se corría el riesgo de quedar aislado y por ende, sentenciado a muerte.

A Sócrates lo mataron, Galileo se salvó por astuto y Van Gogh fue segregado, ellos eran diferentes.

Por eso el borreguismo, la programación de las personas para que hagamos lo mismo, la obsesión por ser “normal” y comportarse como la mayoría.

El mundo está lleno de copias.

Es poca la gente que se atreve a ser ella misma y vencer a la sombra.

Casi todos sabemos que si hiciéramos “x” o “z” y dejáramos de hacer “h” y “j”, nuestra vida podría cambiar por completo.

Pero la sombra nos tiene dominados.

La sombra desaparece con luz y con la claridad.

El primer paso es la claridad y la honestidad mental de que la sombra existe dentro de nosotros y que es una fuerza que nos frena y nos sabotea.

No se puede vencer a un enemigo que no se le da el crédito de su existencia.

El segundo paso es declararle la guerra.

Y la guerra se gana lidiando con batallas diarias.

Un hermano de 74 años parece haber realizado esto de manera intuitiva…

- Todos los días me levanto con flojera, siento ganas de volverme a dormir, pero me levanto a las 7 y me pongo a hacer ejercicio, desde lagartijas, sentadillas y tensión dinámica (lo hace diario, excepto los domingos, desde hace 52 años).

- Cuando salgo a desayunar, ya bañado y vestido, el psiquis me cambió por completo, estoy listo para el día.

Este querido hermano no tiene panza, es cintura 32, tiene buenos hábitos y desborda energía.

Habrá quien opine que a esa edad se podrían hacer mejores cosas y que es imposible conocer su grado de felicidad, pero lo que se resalta es que a la sombra se le tiene que vencer día a día.

Otro hermano de 48 años y con cáncer, decidió dejar su trabajo y ponerse a pintar, forzado por fin a vencer a la sombra, se dedica a algo que le da gratificación y les da tiempo a personas que quiere.

Lo paradójico es que la enfermedad acaba por ceder y siente que por primera vez realmente vive la vida.

¿Habrá que esperar que nos dé un infarto o algo parecido para despertar?

El tercer y último paso para quitarle fuerza a la sombra es identificar a la luz… rescatar sueños enterrados, darles vida a viejos o nuevos anhelos.

Esto no es sencillo, pero podríamos empezar por preguntarnos…

- ¿Qué es lo que estaríamos haciendo si tuviéramos todo el tiempo y todo el dinero?

El privilegio de toda una vida es ser uno mismo.

Todos tenemos la capacidad…

Todos tenemos la capacidad de alcanzar el poder del pensamiento positivo.

Conquistar este poder requiere trabajo, una verdadera ejercitación mental, estar atento, vigilar los pensamientos que llegan y cuando vienen pensamientos nefastos transformarlos en un pensamiento radiante para que pulverice lo innecesario en nuestra mente.

En este mismo momento siento el poder del pensamiento positivo, como si la conciencia estuviese expandida, abierta hacia todas las manifestaciones que me rodean.

Me llega el rumor del viento entre las hojas, percibo el leve sonido de la pluma que se desliza con suavidad sobre una línea y que sostiene las palabras, escucho a los pájaros, respiro el aliento del mar que viene con su frescura de sal.

De pronto observo como llegan algunos pensamientos negativos que pretenden modificar mi estado emocional.

Contemplo el nacimiento de estos y compruebo como quieren tenderme una telaraña de angustia sobre mi ser.

Me mantengo alerta de la calidad del pensar que arriba a mi mente y esto hace que pueda liberarme de su tiranía para que no atormente la realidad de encontrarme aquí, para que no destruya mi presente.

Todos nosotros estamos capacitados para desarrollar una nueva percepción de conciencia.

El estado de meditación activa produce una verdadera transformación en nuestra psique, comenzando a funcionar como una forma revolucionaria de ver nuestras vidas.

Así se produce la activación de la inteligencia real que no pertenece a ninguna ideología política, ni creencia religiosa o nacionalismo alguno.

Cuando surge esa inteligencia real, desaparecen los impedimentos mentales, entonces el cerebro liberado nunca más será sometido bajo ningún pensamiento negativo propio o ajeno, es uno el que tiene las riendas de la mente, para esto se necesita de un arduo trabajo interior y de creer en el poder del pensamiento positivo.

Todos nacemos…

Todos nacemos y crecemos diferentes.

A medida que pasa el tiempo acumulamos la experiencia necesaria para determinar el comportamiento correcto que definirá el éxito de nuestra vida.

La forma como nos comportamos los seres humanos está determinada por muchos factores y cada uno de ellos es totalmente diferente uno del otro.

Cada persona es única y por tal razón posee su propia personalidad, historia, búsqueda de objetivos o metas, etc.

Tratare de realizar un boceto de las características que identifican a un ser humano y todo lo que ellas conllevan.

Como primera medida, puedo decir que el hombre está enfocado a la satisfacción de sus necesidades y al logro de sus aspiraciones.

Cuando sentimos el estómago vacío, buscamos algo que comer, si está lloviendo, buscamos un resguardo y si queremos ser alguien en la vida, procuramos estudiar una buena carrera y acceder a un buen trabajo para la realización de nuestras metas.

Por ejemplo… dentro de una organización, se buscará cumplir las labores que han sido asignadas para así alcanzar los objetivos propuestos.

Si se percibe que el supervisor no posee el suficiente liderazgo para llevar a cabo la meta o las políticas adecuadas, el individuo puede no estar de acuerdo y buscar una salida o conformarse con lo propuesto y convertirse rápidamente en un mediocre lo que ocasionará que tarde o temprano la empresa también lo sea.

Si ocurre totalmente lo contrario, es decir, las políticas y objetivos concuerdan con su idea de crecimiento, la persona colaborará de lleno con la consecución de las metas y se esforzará de la mejor manera, teniendo en cuenta siempre que su beneficio es también el de toda la organización.

El hombre es en sí un ser social, busca agruparse con otras personas para así alcanzar un desarrollo y un beneficio adecuados.

Cuando entramos a la universidad, buscamos individuos que ojalá tengan nuestros mismos gustos o ideales, si lo que queremos es formar un equipo de fútbol, nos juntamos con los que mejor se desempeñen en dicho deporte.

Muchas veces al estar en contacto con otras personas, percibimos algunos aspectos en los que estamos en desventaja, así como otros que nos hacen sobresalir de los demás.

Buscamos comparar nuestras actuaciones con las de los otros individuos y tratamos de mejorar si carecemos de alguna característica o guardamos y mejoramos aquellos puntos donde estamos en ventaja frente a los demás.

Pertenecer a un grupo y sentir que no se está sólo, es una de las necesidades más apremiantes de un ser humano.

En la mayoría de grupos, los individuos presentan similares características, objetivos e ideas comunes, formas de ser y actitudes parecidas y aspectos que concuerdan en la mayoría de las personas pertenecientes a la organización.

Si tenemos un grupo de amigos de barrio o de universidad, por ejemplo, buscaremos que los miembros sean de edades similares, tengan gustos comunes, aficiones parecidas, objetivos concordantes con los nuestros, etc.

Como tercera medida, puedo decir que el hombre tiene necesidades diversas y cambiantes.

Si hoy queremos adquirir una moto con las últimas especificaciones, puede que mañana lo que queramos sea una bicicleta todo terreno.

Esto depende de las necesidades que se tengan en el momento y los factores que hacen de éstas algo apremiante o algo que se pueda solucionar después.

En cuarto lugar, los individuos perciben y evalúan datos del entorno en el cual se están desarrollando.

Si en determinado momento, notamos que algo no nos ha servido o ayudado como esperábamos, por ejemplo un electrodoméstico, lo cambiamos y buscamos uno mejor que colme nuestras expectativas.

Con esto se adquiere experiencia y cada vez se cometerán menos fallas o errores.

Posteriormente es necesario aclarar que el hombre piensa y elige de la mejor manera para alcanzar sus objetivos.

Siempre estaremos buscando aquello que llene nuestras expectativas de la mejor forma, pensando en nuestro bienestar y en el de los que nos rodean.

Por último, puedo destacar que el hombre posee una capacidad limitada de respuesta, es decir, todo lo que hagamos está en función de las aptitudes que tengamos y del aprendizaje que hayamos obtenido.

No podemos pedirle a un niño que maneje los hilos de una nación o a un estudiante de artes que opere a otra persona.

Como pudimos apreciar, el hombre presenta un número considerable de características que lo hacen único e irrepetible.

El comportamiento, por lo tanto, dependerá de muchos factores, lo importante es que siempre sea correcto y ligado a la idea que tenemos cada uno de progreso y superación.

Todo ser humano debe ser consciente…

Todo ser humano debe ser consciente del papel que debe jugar en la vida, que incluye la responsabilidad con una sociedad, la cual, día a día espera el mejor de los consejos y múltiples alternativas que le permitan orientarse para enfrentar de manera efectiva, todo lo que de forma intempestiva se le presenta.

El hombre es un ser que ante cualquier circunstancia requiere de independencia, pero a su vez del apoyo necesario para cumplir con sus propósitos.

Sin la independencia, su identidad no tiene un significado que lo enaltezca, lo diferencie y lo haga un ser con vida, dinámica y proyectos propios, pero sin apoyo y acompañamiento, el reconocimiento por sus logros tampoco le da el sentido de lo que busca.

El mínimo derecho de cualquier ser vivo es de ser respetado en sus creencias, temores, debilidades, fortalezas e ideales.

Aquel que pretenda no dar el reconocimiento a todo lo que el ser tiene, debe ser desterrado de la proximidad social.

El mundo irracional y agreste, respeta los dominios, las razas, sus hábitos y todo aquello que la bestia sin importar el motivo, defiende hasta con la muerte.

Solamente con el respeto a su semejante, el universo y todos sus componentes podrán reiniciar el regreso por la senda de aquel feliz pasado en donde las pequeñeces engrandecían al hombre y las grandezas empobrecían el espíritu.

Aquel momento de la historia en que la vida se vivía intensamente con dolor o con alegría, pero con el propósito de subsistir en paz.

Las diferencias han existido dentro de un mundo ignorante e ingenuo.

Hoy éstas se han fortalecido dentro de un universo culto y atrevido.

La convivencia pacífica y constructiva se inicia con el respeto a los demás, con la tolerancia ante el equivocado y con el perdón ante el arrepentido.

Tengo la edad que quiero…

¡Tengo la edad que quiero y siento!

La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso...

Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso, o lo desconocido...

Pues tengo la experiencia de los años vividos y la fuerza de la convicción de mis deseos.

¿Que cuántos años tengo?

¡Qué importa eso!

¡Qué importa cuántos años tengo!

¡No quiero pensar en ello!

Pues unos dicen que ya soy viejo y otros que estoy en el apogeo.

Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.

Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso, para hacer lo que quiero, para reconocer errores viejos, rectificar caminos y atesorar éxitos.

Ahora no tienen porque decir…

- ¡Estás muy joven, no lo lograrás!

- ¡Estás muy viejo, ya no podrás!

Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, pero con el interés de seguir creciendo.

Tengo los años en que los sueños, se empiezan a acariciar con los dedos, las ilusiones se convierten en esperanza.

Tengo los años en que el amor, a veces es una loca llamarada, ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada y otras es un remanso de paz, como el atardecer en la playa.

¿Qué cuántos años tengo?

No necesito marcarlos con un número, pues mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos, las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones truncadas...

¡Valen mucho más que eso!

¡Qué importa si cumplo cuarenta, cincuenta o más!

Pues lo que importa… es la edad que siento.

Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.

Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos.

¿Qué cuántos años tengo?

¡Eso a quién le importa!

¡Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento!

Qué importa cuántos años…

¿Cuántos tengo, o cuántos espero?

Si con los años que tengo aprendí a querer lo necesario y a tomar sólo lo bueno.

Qué tanto hemos venido…

¿Qué tanto hemos venido trabajando en pro de perfeccionarnos?

¿Qué tanto nos hemos detenido a autoanalizarnos sobre nuestras imperfecciones, debilidades?

¿Qué hemos estado haciendo al respecto?

¿Qué nos impide el tratar de ser cada vez mejores?

Serían preguntas que nos ayudan a evaluar la realidad de nuestras acciones, comportamiento en pro del perfeccionamiento de cada uno de nosotros.

Tengamos presente… vida triste la que no tiene un ideal, la existencia sin aspiración a algo más elevado, bello y grande es una cosa bien triste y es casi imposible de concebir que pudiera existir.

¿Quien no aspira a mejorar su situación actual?

Lo importante es saber dar a esta aspiración existente en todo ser humano, la verdadera situación, conviene señalar la verdadera meta para evita falsos rumbos y no gastar nuestros esfuerzos sino en la verdadera dirección, cabe preguntarse entonces…

¿Cuál es el verdadero ideal?

¿Cuál es la meta a la queremos dirigir nuestros esfuerzos y no equivocar los rumbos?

El verdadero ideal es la perfección, su resultado es ser perfecto.

Día a día se debe trabajar en pro de nuestra perfección, al respecto, te has preocupado por ser mejor cada día en esta corta existencia, de acuerdo a tu actuación en los escenarios que te toca participar y que tú mismo has seleccionado, qué también lo has hecho, de que manera perfecta que no le ha originado daño a nadie.

Considera que la perfección a la que debemos aspirar consiste en el pleno desarrollo, equilibrio y dominio armonioso de la naturaleza del hombre, que esta compuesta de tres partes… la física, la emocional y la mental, porque las emociones y los pensamientos habituales forman parte de un sentido muy real del ser corporal humano, desde que muchas veces se impone sin que sea la intención del hombre mismo.

No obstante el hombre es un ser social viviente, que tiene sentimientos que debe saber controlar, ideas y voluntades propias, libre albedrío y que debe ser capaz de ejercitarlo, empleando su naturaleza trina en los propósitos surgidos de dentro de si mismo, debe controlar su cuerpo, sus deseos, pasiones, emociones y pensamientos, porque sino los bienes, lo material, las ilusiones, las pasiones e influencias lo esclavizan, le originan dolor, a menos que el hombre tenga pleno dominio de si mismo.

Debemos adquirir el propio control sobre nuestro cuerpo, emociones y pensamientos, entonces, nos encontraremos capaces de afrontar las grandes cosas sin que se merme nuestro poder, ni nuestra felicidad, porque la falta del propio control es la verdadera causa de las tantas miserias que nos agobian.

Basta que observemos a las personas que nos rodean y a nosotros mismos y encontraremos cuán poco dominio mantenemos sobre nuestro cuerpo físico, cuántos movimientos y gestos no controlamos.

Cuántas energías gastadas inútilmente.

Debemos conservar nuestro cuerpo en buenas condiciones, mantenerlo escrupulosamente limpio, darle aliento puro y en cantidades razonables, sin caer en la extravagancia, ser demasiado indulgente en el comer y en el beber, trabajar sin estrés, equilibradamente, sin tensión sin vivir de prisa.

El gran éxito, como la desgracia, puede causar problemas.

El éxito que promueve el ego puede hacerte perder el camino.

No te demores en tu ego y descubrirás tu alma.

Evita los actos orgullosos y tu trabajo perdurará.

Si no compites nadie en la tierra competirá contigo.

La paz verdadera se logra centrándote y mezclándote con la vida.
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