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Demostrar sentimientos…

Demostrar sentimientos a través de la nada.

Sonriendo entre rincones llenos de telarañas.

Amante del viento.

Dueño de la torpeza adorada.

Loco de un momento.

Tanta espera en el camino.

Tanta búsqueda tarada.

Entre la luna, los bosques y la eterna madrugada.

Descubro arco iris, con colores de fresa y nata.

Sueño con un momento, que cae sobre mi espalda.

Alcanzando el éxtasis casi con solo una mirada.

Desplomado entre el cielo y la tierra enamorada.

Y si alcanzo algún día la felicidad tan deseada.

Volveré con un cuento de hadas sobre mi almohada.

Gritaré con fuerza, sobre un alma casi cansada.

Reflejada en un mar, que cubre todas mis calmas.

Dicen que muchos días…

Dicen que muchos días han pasado antes de yo existir.

Y que pasarán muchos más después de yo morir.

Pero así como no hace ruido un árbol al caer en el bosque.

Si no hay nadie que lo escuche.

Y la centella no puede brillar en el cielo.

Si no hay ojos que se resplandezcan.

Entonces yo puedo decir con la tranquilidad de una conciencia que no tengo.

Porque no la recuerdo.

Que el mundo, mi mundo no existía antes de mi nacimiento.

Y se acabará conmigo al empezar mi muerte.

Y mis recuerdos…

Y mis vivencias, serán sólo un suspiro en el infinito tiempo.

Deja que la risa surja…

Deja que la risa surja de mi boca.

Como antídoto fugaz.

Para todo el dolor.

Que algunos recuerdos en mi corazón provocan...

Deja que sonría.

Pero no mires mis ojos.

Porque sin poder mentirte te dirán que estoy muy triste.

Y ya ni puedo llorar.

Deja que viva, preguntando lo que no tiene respuesta.

Amando lo que ya no existe.

Volviendo a cada rato al tiempo aquel.

Cuando aún la felicidad era mi aliada.

Deja que viva como pueda, por favor...

Dame la libertad de recordar...

Volver al pasado para sentir los abrazos.

Recuperar sonrisas felices del ayer.

Recordar los amigos que hoy no tengo.

Volver a mi infancia tan hermosa.

Tan hermosa como la de mis hijos.

Volver a sentir que me querían.

Que alguien necesitaba de mis besos.

Deja que viva como pueda, por favor...

Dime…

Dime cosas al oído.

Dímelas, que yo te escucho.

Dime que me quieres mucho.

Como a nadie has querido.

Dime que cuando no estoy.

Estoy en tu pensamiento.

Dime de tu sufrimiento.

Cuando digo que me voy.

Dime que cada mañana.

Te despierto con un beso.

Y que cuando sientes “eso”.

Soy el sol en tu ventana.

Dime que eres la que protege mi camino.

Dime de nuestro destino.... bésame.

No digas nada.

De ti me alejo…

De ti me alejo… pero conmigo vas adherida a mi alma.

Como la playa del mar.

De ti me alejo… pero no te dejo de amar.

Llevo en mi corazón impreso.

Tu rostro que nada logrará borrar.

De ti me alejo… pero te llevas mi corazón.

Que una vez lo arropaste.

De esperanza e ilusión.

De ti me alejo… aunque no lo quiera yo.

Y muera en agonía.

Al saber que ya no estás.

Deja que te acompañe…

Deja que te acompañe en el viaje de tu vida.

Seré tu fiel sirviente hasta el resto de mis días.

No tienes más que quererme.

Y yo me uniré a ti.

Tan solo confía en mí.

Y en que nunca te dejaré.

Si tienes sed puedes beber de mis labios.

Si el frío recorre tu cuerpo.

El mío te dará cobijo.

Mis brazos te darán abrigo.

Y mi amor te dará calor.

Si el sueño invade tu mente.

Apóyate en mi pecho y duerme.

Que durante ese corto letargo yo velaré tu dulce descanso.

Si tu alma sufre.

Y sólo te queda llorar.

Abrázame amor.

Yo te quiero susurrar…

Que si sufres… yo también sufriré.

Que si lloras… yo también lloraré.

Que te quiero con todo el alma y nunca te abandonaré.

Si en tu viaje te pierdes no desesperes… amor.

Yo saldré a buscarte para conmigo llevarte.

A la correcta y soñada senda.

De la felicidad y el amor.

A los senderos calientes de mi corazón.

Desnudándome de toda mí necesidad…

Desnudándome de toda mí necesidad.

Vistiéndome en la piel de tus deseos.

Hoy me abandono.

Me entrego por entero a la dicha sublime de ser feliz en tu felicidad.

Si anhelas con desvelo la pureza del compromiso.

Ofrezco algo más noble que un millón de anillos.

Este íntimo deseo.

Puro en su esencia divina.

Manantial infinito de todos mis sentidos.

Este íntimo deseo de compartir toda la vida.

Este íntimo deseo de compartirla... sólo contigo.

Si acaso un sentimiento sincero esperas.

Abandona su búsqueda en las estrellas.

Recuéstate plácidamente en tu interior.

Y hallarás los ecos de cada latido de este incondicional corazón mío.

¡Que hace tiempo sólo late por tu amor!

Dulce la melodía…

Dulce la melodía con que mi tristeza me abraza.

Y en su ritmo lento y melancólico.

Mi rostro se viste de lágrimas.

Y mi boca de sonrisas.

Es el doloroso recuerdo.

De la plenitud de ella a mi lado.

De la vacuidad de todo sin ti.

Empiezan suaves los acordes.

Acariciando mi rostro.

Borrando la soledad.

Y en el cadencioso tono.

Memoria de sus besos.

De su mirada.

Sus palabras.

Su voz y su calor.

La alegría me invade.

Como si nunca se hubiese ido.

Danzando al ritmo de sus acordes.

Girando en tal éxtasis, soñando con ella.

Abrazándome fuerte a su cuerpo amado.

Y quedo le susurro cuanto la amo.

Cuanto la he extrañado.

Lo mucho que su presencia me ha faltado.

Sonrío feliz de tenerla a mi lado...

Más del centro de mi pecho.

Nace el ardiente llanto.

Que sube a mi rostro de ojos entrecerrados.

Dejando escapar lentamente mis sollozos.

Al saberme solo en mi habitación oscura.

Abrazando el fantasma de su recuerdo.

Sintiéndome de golpe tan vacío.

Mis brazos tan yertos.

Mi alegría tan efímera.

Amargos los yerros que me llevaron a tu ausencia.

Lánguida la mirada que busca en esta oscuridad los recuerdos de ti...

Dulce la triste melodía de estar sin ti...

Despierto estoy aun…

Despierto estoy aun con la desnudez de mi alma.

Reposando en sabanas rosada… esperando por ti.

Aquí donde inventamos mil maneras de amar, en des varios envueltos entre sabanas de fantasía astral.

Dejamos que se hicieran emociones que se desparramaron en cientos de miradas y que se pintaron muy dentro de la noche dibujando un cuadro sobre tu cuerpo entre caricias al hacer el amor.

Territorio ya marcado por el sabor de la noche.

Sabanas empapadas por el sudor de ardiente batalla.

Maravilla absoluta en el universo.

Mezcla de salvajismo y apetito de un calor encendido que somete un cuerpo a devorar al otro.

Sabanas rosada… acomodadas por el olor a ti, mujer deseada, ternura escondida en el secreto de palabras cortadas que asemejan al amanecer rojo de tus cielos.

Redondez en tus pupilas que desmienten el cansancio de navegar a mar abierto sobre la oleada nocturna.

Sabanas rosada… largas y soñolientas... desvelo de una noche.

Entrega sin medidas quedaron ya marcadas.

Arrugadas por los puños y deslizados quejidos.

Ahogados por los silenciosos besos.

Sabanas rosada… que no dejaron escapar la noche.

Fuente de locura y embelesos que recibiste a mil besos.

Sabanas revueltas en la energía de tu cuerpo.

Ahora quizás solo guardaras el recuerdo donde respondiste a tus instintos llevándome al cielo infinito.

Sabanas rosada… donde reposare cada sueño.

Sabanas rosada… donde estará estampado tu aliento.

Sabanas rosada… memorias de un encuentro.

Sabanas rosada…

Deja que me plante frente a tu ventana…

Deja que me plante frente a tu ventana para que florezca mi amor.

Y mis raíces crezcan por todo el universo.

Deja que me hunda en el mar de tu mirada para nadar hasta el abismo claro de tus ojos.

Y ahogarme en tus caricias.

Deja que te bese con el alma para robarte en un suspiro la pasión de tu encendida llama.

Deja que te cante con mi voz para que escuches la proclama de mi amor.

Y el susurrar de mis palabras a tu oído.

Deja que te diga dos palabras.

Tan claras como el día.

Dos palabras…

La esencia de mi vida… te amo.

Dulce ser…

Dulce ser… que con tu mágico pensamiento inundas de pasión mi alma.

Haciéndola dulce… sensible… romántica.

Adorable criatura… que cuando estoy contigo me encuentro en mi esencia más pura.

Me haces sentir dichoso… amado… seguro.

Tierna mujer… que con solo mirarme ves más allá de mis ojos.

Y te entrego mi ser.

Mi naturaleza… mi todo.

Te amo, princesita de tierras lejanas.

Donde tú no estás…

Donde tú no estás… va el silencio… la soledad.

Y las ganas de tenerte.

Deseo tanto abrazarte en estos momentos.

Pero solo me contento con mis sueños.

Deseo que seas flor para sentir el perfume de tu cuerpo.

Y que en la noche la luna te acaricie.

Y el rocío te desnude.

Y allí.

Donde tú no estás… mueren mis esperanzas.

Dime tú...

Dime tú...

Cómo no quererte.

Si te pienso todo el día.

Cómo no añorarte.

Si te quiero junto a mí.

Cómo no buscarte.

Sin conocerte bien me haces falta.

Cómo no soñarte.

Si te acaricio hasta en sueños.

Cómo no sentirme perdido.

Si hay veces me dejas en la nada.

Cómo no querer acariciarte.

Si la brisa siempre lo hace.

Cómo no enamorarme… de ti.

Dime tú amorcito.

Decirte que te amo…

Decirte que te amo me queda pequeño.

Alguien debería inventar nuevas palabras para definir mis sentimientos de entrega, de devoción, de admiración, de necesitarte cada segundo.

Eso siento y más.

Te digo que te amo, pero ya lo sabes.

Quizás de tanto repetírtelo se desvirtúan las palabras, pero no.

Cada vez que te lo digo es porque mi amor por ti ha aumentado.

Quiero que lo sepas.

No te amo en pasado.

No te amo en presente.

Ni te amo en futuro.

Es un amor sin tiempo.

Tampoco tiene distancias.

Es simplemente amor puro, cargado de ilusiones, lleno de promesas que no deben cumplirse porque ya se cumplieron todas al conocerte.

Te amo…

Como dos palabras que forman una sonrisa en tus labios.

Como dos cielos llenos de colores reflejados en tus ojos.

Como dos palabras infinitas que no deben dejar de sentirse.

Amarte en realidad es un premio.

Desconozco si te merezco, al menos lucho por merecerte.

Pero es un premio.

Es un regalo que cualquier persona debería recibir, pero que sólo tengo yo.

Por dejarme amarte te doy las gracias.

Y te ofrezco mil años de amor que condenso en este beso que te entrego desde el fondo de mí corazón.

Te amo, incondicionalmente princesita de tierras lejanas.

Desde mi corazón…

Desde mi corazón te vuelvo a llamar.

Con el antojo imposible de tenerte a mi lado.

Con la fantasía de alcanzar el limbo y encontrarte sin desilusión.

Mientras se me escurre la vida y me olvido de vivir.

Vuelvo a susurrar a tu oído como el silencio del viento.

Cosas que no puedes oír.

Porque no me estás oyendo.

Cosas que sólo yo sé porque te hablo con el pensamiento.

Y a veces con el papel, cómplice de mis secretos.

Y te vuelvo a llamar desde mi corazón.

Y en esta noche desearía interrumpir tus sueños.

Para que en el instante puedas ver la luz del cielo.

Como una estrella fugaz, que te diga en un susurro…

¡Te quiero cada día más!

Dicen que es bueno soñar…

Dicen que es bueno soñar.

Sin embargo…

Soñamos a veces imposibles.

Como el tocar una estrella.

Como volar por el cielo azul.

Pero mis sueños se han hecho realidad hoy.

Pues he tocado una estrella y he volado por el cielo azul.

Todo esto y más, gracias a un sentimiento que se llama… amor.

Algo que ya ni soñar quería, pues no daba cabida en mi corazón a un amor que llenara mi soledad.

Prefería morir que amar nuevamente.

Y que equivocado estaba.

Pues tú llenas mi vida de paz, de alegría, de amor.

Gracias por brindarme la oportunidad de volver a vivir.

Lo que creía perdido lo he recuperado y con creces.

Hoy ya puedo creer en los sueños… mil gracias.
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