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Escribir poesías…

Escribir poesías es acordarse de la melancolía.

Es sentarse al lado de la cama y rezar un ave maría.

Es como perder aquello que nunca se ha tenido.

Es como sufrir por amor sin nunca haber sentido.

Escribir poesías es soñar.

Es amar y en ocasiones olvidar.

Es pensar en lo que dejamos atrás.

Es amar y casi siempre recordar.

Escribir poesías es vivir.

Es aferrarnos a lo que se quiere ir.

Es recordar lo que sentimos.

Escribir poesías es vivir… solo eso vivir.

En los abismos del alma…

En los abismos del alma, en las entrañas profundas.

Se refugian alimañas grotescas y nauseabundas.

Se alimentan de miserias y sensaciones inmundas.

La naturaleza humana tiene ahí su cara oculta.

En una atmósfera malsana y al descubrirla.

Resulta que la presunción es vana de virtud, en gente adulta.

Son tan complejas la mente y la personalidad.

Que conviven la maldad y la cualidad latente.

En dualidad evidente de un egoísmo estridente y una auténtica bondad.

No hay hombres “buenos” o “malos”.

Hay hombres y nada más.

Somos los seres humanos una mezcla contumaz de mil aspectos profanos y un espíritu veraz.

En esta carta quiero expresarte…

En esta carta quiero expresarte todo lo que no pude decirte, porque desapareciste de este mágico y hermoso sueño.

Querida mía siempre despierto a tu encuentro, en cada melodiosa poesía, ahí estas en mis pensamientos profundos e intensos, nunca pude tenerte como quería, si pude sentirte y amar tu loca vida.

Fuiste una bella inspiración a mi alma, una sonrisa a mi nostalgia, una motivación por las mañanas y una esperanza que aún no acaba.

¿Por que mi cielo te alejaste justo cuando más falta me hacías?

¿Ya no me necesitabas, tan cansada estabas de esperarme?

¿Por qué me dejaste volar tan lejos de ti?

¿Acaso tu libertad no existió dentro de mi?

Siempre supimos de este amor enloquecedor, porque ahora mi amor te vas y no aceptas mi canción…

¿Acaso nunca supiste cuanto te ame?

Todo lo que arriesgué, jamás sabrás lo que causaste, ahora me sacas de tu vida.

Yo se mi amor que me querías, con mis locas fantasías, con mi mágica alegría, atrevido así decías, ocultarlo no podía, reprimirme me dolía, lo intente y súbitamente te empecé a perder, ya no me sentías, ni enloquecías, ya no vibrabas con mis poesías, tampoco mis palabras apagaban tu sed, pues perderte no fue ningún placer.

Pensar mi vida que nos amamos tanto, con tanta alegría y hoy puedo decirte en estas letras que vivo al límite de la agonía, voy observando tu imagen que no quiere acariciarme, haría cualquier cosa por tenerte cerca, aunque vivamos otra mentira, pues yo sin ti mi cielo no tengo vida, no tengo alegría, estoy ciego no veo la salida.

Quisiera ser tu sol calentándote, la brisa del otoño acariciándote y la lluvia del invierno mojándote, extasiado me siento al no contemplarte, sólo el calor de tu piel, el sabor de tu boca y tus deliciosos aromas, podrían calmar a este hombre que te añora, pues bien entiendo mi amor que me dejaste libre, tampoco te quiero a mi lado si no estoy en ti y menos enloquecer así, dejemos vivir este loco amor como un sueño dormido, que el viento se lo lleve tan lejos de mi ser, que la lluvia lo diluya y el sol que es mi amigo lo regrese algún día cuando vuelvas a ver.

No quisiera terminar esta epístola sin antes saber…

Si volverás a escapar con los sueños de antes, jugarás al amor con dados, con ases, o amarás con locura al fuego que te arde, sonreirás con cada poema que leas, o llorarás con cada foto que veas, dormirás pensando en mi aroma, o soñarás que fui uno más en tu alcoba.

¿Qué harás ahora sin mi amor?

¿Beberás otra miel, respirarás un nuevo aliento, tocaras otros duros penes, encenderás otros fuegos, te llenarás?

Esta tristeza que ha ido conmigo…

Esta tristeza que ha ido conmigo durante mi vida.

Ya no se siente tan desgarrante desde que estás en mi corazón.

Déjame aferrarme a ti.

Hoy veo una pequeña luz.

Después de tanta oscuridad.

No dejes que la ilusión de este sueño.

Me haga despertar.

Déjame ser feliz con este sueño.

Que no le hace daño a nadie.

Te agradezco por aparecer en mi vida.

Por hacerme sentir la felicidad.

Gracias por brindarle tu amor.

A una persona tan necesitada de amor como yo.

Gracias por hacerme creer en Dios nuevamente.

Porque tú presencia en mi vida solo puede ser obra de Dios...

El cielo esta claro…

El cielo esta claro… desnudo.

El mar callado y en calma.

Jazmines, amapolas, rosas.

En mis manos han brotado.

El perfume de todas las flores.

En mi mundo se han desparramado.

Las sirenas en la orilla sentadas.

De mi amor, comentan y hablan.

Las aves en el cielo cantan.

La tierra toda es hermosa.

Es tu amor bonito y fecundo.

Esparcido en toda mi alma.

Tan solo dime amor.

Con el corazón en la mano.

Si quieres que me quede.

No he venido de paso.

Si tu me dices que sí.

He venido a quedarme contigo.

Esta noche es tan…

Esta noche es tan bella.

Perfecta para estar contigo.

Pero te has ido.

Y no sé a dónde.

Y entre tantas decepciones.

Y un par de canciones volví a llorar.

Lloré como muchas otras veces pero con motivo diferente.

En mi cabeza existe una guerra entre mis intentos de olvidarte.

Y estas ganas de amarte.

No sé si en mi vida se ha vuelto rutina pensar en ti.

Y es que nunca pensé que lloraría por alguien.

Y menos así.

Pero es que estoy solo.

Y enfermo de recuerdos.

Y te hago una pregunta…

¿Esto te parece divertido?

Verdad que no.

Dime qué diablos hago.

Con todos estos sueños rotos.

Y con toda esta soledad.

Amor que ya no estás.

Hoy dueles más que nunca.

Y no puedo descifrar.

Si dueles más aquí o tal vez allá.

Siento todo mi cuerpo temblar.

Cuando la brisa helada entra por mi ventana.

Y no tengo quien me pueda calentar.

Es hoy un día triste… para variar.

No tiene nada de específico.

Sino uno de tantos más.

Quién sabe donde estarás.

Besando otros labios o engañando a otro más.

Musitando versos en los oídos de mil hombres o tal vez recordando que te ame a rabiar.

Ya perdí la cuenta de cuantas lágrimas he derramado por ti.

Este mi dolor.

Y tu dolor.

Taladra mi pecho.

Y ya casi no me deja vivir.

Todos los días sueño que vienes a mí.

Y cuando en mis brazos te siento.

Como loco despierto.

Porque ya no estás en mí.

Has dejado una huella profunda que mis deseos reprimen.

Y me obliga a tu nombre maldecir.

Allá en la eterna puesta del sol.

Quedaron tus promesas.

Y el viento se las llevó junto con tu aroma.

Aquella playera que guardo para oler tu perfume.

Sólo despide un olor que ha guardado.

Que se torna intolerable con el tiempo.

Paso por la vida recorriendo senderos desconocidos.

He besado otras bocas y en ninguna encuentro lo mismo.

He escuchado cientos de promesas más.

Sin embargo…

Sigo prendido a tu recuerdo.

Y tú amar.

Mi vida ya no es vida.

Porque tú no estás.

Me siento como un lobo herido sin saber por donde caminar.

Pasan los días.

Y ya no sé si quiero que regreses.

La tristeza… la melancolía.

Carcomen a mi triste corazón.

Quien ya no sabe de dichas porque sólo conoce el dolor.

Quisiera cerrar mis ojos.

Y perderme en la inmensidad.

De ese cielo azul que me invita a soñar.

Tal vez un día llegue hasta donde tú estás.

Para poder preguntarte…

¿Por qué me dejaste?

Si yo te amaba con vehemencia.

Si yo era tu verdad.

Estoy cansado de mi tristeza plasmar.

En este papel absorto que no tiene destinatario.

Jamás podré olvidar tu infidelidad.

¿Cómo podré olvidar aquellas crueles palabras?

Si me lastiman cada vez que las recuerdo.

Y las tengo clavadas.

Como podre escapar del dolor como renunciar a ese amor.

Déjame olvidarte.

Y poder amar a alguien que me ame en verdad.

Nunca me pediste perdón.

Y aunque lo hicieras…

¿Cómo podría perdonarte si ya me lastimaste?

¿Sí ya sembraste en mi una herida que me duele?

Y aunque te ame, tengo que alejarme.

Amor mío, creí en ti, me fallaste.

Y ahora no puedo perdonarte.

¿Cómo puedo olvidarte si ya me hiciste daño que se quedo en el alma?

Sé que un día podré olvidarte.

Y amar nuevamente con aquella intensidad.

Y olvidarte en mi mente.

Y sacarte de mi corazón.

Adiós amor… te deseo buena suerte.

Déjame hacer una nueva vida.

Un nuevo destino por el cual caminar.

Tú quedas atrás, con los malos recuerdos que tengo de ti.

Este es solo un poema…

Este es solo un poema que nunca debió escribirse.

Debió quedarse en el alma de aquella persona triste.

Lo escribo para cualquiera.

Para el que quiera leerlo.

Para aquel que tenga un poco de su tiempo.

Esta lleno de lágrimas que solo ha secado el viento.

Esta escrito para alguien que nunca quiso ni un verso.

Quien no quiere mis palabras.

Que le jure amor eterno.

Es para aquella persona que ignora lo que hoy deseo.

Lo que quiero con mi vida.

Lo que es este sentimiento.

Esto que día tras día, me arde dentro de mi pecho.

Cuantas veces té he admirado, tú no te lo imaginas.

Cuantas veces te he seguido con la mente en agonía.

Cuantas veces te he pensado de tantas maneras mías.

Cuantas veces te he soñado, te he seguido con la mente.

Pues a donde quiera que voy, tu siempre estas presente.

Aunque nunca a mi lado, siempre estas tú tan ausente.

Siempre alejada de mí, aunque te tenga tan cerca.

Pues tu corazón al mío que se acerque no lo deja.

Y por mas que lo intento no me dejas tomar el néctar.

Tan grandioso de tu amor que a mi alma la desvela.

Y cuando intento tomarlo este siempre se aleja.

Y se vuelve tan distante que mi alma marchita queda.

Y aun así no me haces caso aunque por ti yo me muera.

Este amor que llego…

Este amor que llego sin pretensiones.

Se arraigo en nuestras vidas.

Fuerte bien fuerte.

Arrastrando las malas experiencias.

Hacia playas bien lejanas y desiertas.

Este amor que llego como forastero.

Sin pedir ni exigir nada a cambio.

Se ha desparramado en nuestros corazones.

Como la arena tibia en la playa.

Despertando tantas ilusiones.

Este amor divino y en retoño.

Germina cada día, va creciendo.

Saludable, robusto, sin contaminaciones.

Penetrando lo más intimo.

Envolviendo hasta nuestros sentidos.

Este amor, es amor sin fronteras.

Pretende desesperadamente.

Fundirse en un solo cuerpo.

Recorrer el mundo, unidos de la mano.

Hasta llegar al mismo cielo.

Escribir…

Escribir, escribir…

Y escribir.

¿Para qué?

Tan solo para expresar.

Lo que no puedo hablar.

Para matar el tiempo.

Para hacerte saber.

Cuanto me dueles.

En el alma.

Para tranquilizarme.

Yo mismo, no se.

Solo se que todas estas palabras.

Fluyen con facilidad.

De mi mente.

Y que salen directamente de mi corazón.

En la soledad de mi vida sin ti…

En la soledad de mi vida sin ti tuve el tiempo justo para divagar en los escombros que dejaste de mí, para escudriñar en las ruinas que quedaron en mi mente después de tu anticipado partir, de aquella despedida que se dio apenas una vida antes de lo que mi corazón tenía planeado.

Escudriñe en los hilos de mi razón pretendiendo encontrar motivos para olvidarte, pretendiendo mentir diciendo que era mejor así, que estaba más tranquilo.

Acaso que puede ser más tranquilo que la muerte, que esa sombra inmensa de frío y soledad que se meció sobre mi cabeza en el momento en el que te fuiste, que esa bruma que empapó el aire y me hizo difícil respirar, que me asfixio en angustia y amargura.

Porque eso fue lo que tu ausencia trajo hacia mí... muerte y desolación.

Porque el espacio que ocupaste junto a mí no quedó vacío en el momento en el que partiste… se llenó de soledad.

Porque cada una de mis noches y mis días se envolvieron en amargura cada vez que te extrañe, cada vez que mis brazos se extendieron en mi cama pretendiendo encontrarte en la confusión de la aurora y tan sólo encontraron trozos afilados de aire que me cortaban el alma, cada vez que mis labios buscaron los tuyos, y probaron el amargo sabor de vinagre que se impregna en una ciudad que muere cuando tú no estás.

Cada vez que mi mirada busco tus ojos color miel y mis pupilas se cubrieron con lágrimas que eran cada vez más difíciles de contener, porque tal vez no las quise guardar, porque tal vez al cubrir mis ojos distorsionaban el mundo y apareciste detrás de cada sombra, de cada destello de luz que se reflejaba sobre las figuras de la gente que camina por las calles y tu recuerdo era entonces un dulce narcótico que hipnotizaba mis sentidos y te hacía real entre mis brazos.

Un elixir que me confundía y me abandonaba cada instante en un mundo de sueños en el que nuevamente estabas junto a mí.

Y los minutos fueron años, conté cada segundo del alba al atardecer esperando el momento en el que el sol se ocultara en el horizonte y un manto azul con frágiles pliegues negros se tendiera sobre el cielo, contando una a una las estrellas hasta caer ante el cansancio y sumergirme en un profundo sueño cada noche, en un sueño en el que te alcanzaba saltando entre las gotas de rocío que se deslizaban en el aire, para entrar por tu ventana y besar tus ojos antes de que te despertaras y me alejaras nuevamente de ti.

Fue el tiempo exacto para amarte en el silencio de la noche y extrañarte cuando la luz del día descubría la realidad que mis ojos no querían ver.

El tiempo justo para llorar, esperando estar nuevamente junto a ti…

En el letargo de la noche…

En el letargo de la noche el silencio se hace eterno y los pensamientos se hacen canción.

La mente se llena de pensamientos e ilusiones y las esperanzas emanan como fuente en el corazón.

En la oscuridad las sombras adquieren forma y moldean siluetas que tan sólo se perciben con los ojos del alma.

Líneas en la oscuridad que por instantes se deslizan como olas y se envuelven sobre el vacío.

Líneas en la oscuridad que por instantes caen hacia un fondo interminable como hilos infinitos y me envuelven como lluvia deslizándose sobre la superficie de mi cuerpo.

Líneas que se envuelven en mis manos y me entregan los recuerdos de tu pelo refugiándose en las yemas de mis dedos.

Y allí, en donde los sueños se funden con los pensamientos.

Cuando la expresión de las ideas latentes y los deseos nacen juntos y se hacen realidad.

Allí llega tu recuerdo hasta mi mente.

Allí te tocó y te tengo nuevamente entre mis brazos.

Allí nuevamente memorizo cada una de las líneas de tu rostro.

Y navego nuevamente en las mieles de tus ojos.

El silencio se rompe con el eco de una risa de niña que se escapa de un rostro que aunque quiera mantenerse sobrio no puede contener los destellos de luz de un alma que vuela más allá del mismo cielo, un alma que corre libremente por los senderos que para la razón parecen prohibidos.

Hasta que llega el alba recuerdo, sueño, o tal vez alucino con cada una de tus palabras.

Con cada uno de los minutos que logre robar a tu vida y que hacen diferente la mía.

Las horas pasan recordando nuevamente cada uno de los segundos que aprisioné tus manos entre las mías.

Cada instante en que mis labios rozaron la piel de tus dedos y mis dedos se fundieron en las ondas de tu pelo.

En la oscuridad puedo recordar una y otra vez cada una de las sonrisas que logré poner en tu rostro.

Puedo recordarlas interminablemente hasta hacerlas melodía infinita.

En la noche esas horas que estando contigo se hicieron segundos ahora parecen eternas.

Tratando de plasmar los contornos de tu rostro he permitido que mis manos liberaran los sentimientos que tus ojos han cultivado en mí.

Permití que el lápiz se deslizará incontrolablemente sobre el papel y dejará a su paso rastros de carbón que se conjugan de forma incoherente.

Rastros de carbón que en ocasiones parecen una tormenta y en otras el suave roce de la brisa sobre mi cabeza.

Recordando cada una de las líneas de tu cuerpo y de tu rostro pierdo el sentido de la realidad y mis manos tan sólo son capaces de expresar infinitos sentimientos de alegría y de ternura.

Y el lápiz puede ser rayo de luz que atraviesa la lluvia y dibuja un arcoíris sobre el cielo.

Este amor imposible...

Este amor imposible...

Me ha hecho reflexionar.

Me he dado cuenta.

De que éste amor virtual.

Es un mundo de ilusiones.

Sin dejar ver claro mi realidad.

Mi realidad es otra.

Y no la quiero engañar.

Seguiré afrontando mi vida.

Aunque sea una vez más.

En un mundo irreal.

Me sumergí un día.

Y a consecuencia de ello.

Están sufriendo tu alma y la mía.

Una experiencia difícil de olvidar.

Me cuesta escribir lo que pienso.

Porque se, que es mi sentencia final.

Pero tengo que ser consciente.

De que a nadie quiero dañar.

Un amor, surgido de la nada.

Un amor a distancia.

Esas consecuencias a veces.

Te hacen sufrir, se envenena el alma.

Y yo así no quiero vivir.

Me quedaré en la penumbra recordando.

Lo que pudo haber sido y no fue.

Unos días felices que jamás olvidaré.

Vida ingrata... ésta eres tú.

No me hagas mas daño.

Deja ya de hacerme sufrir.

Si sabes que es imposible.

Porque revives en mí.

Unos bonitos sentimientos.

Que nunca podré compartir.

Este es el último poema…

Este es el último poema que te escribo.

Ya no volveré a pensar en ti.

Ya me iré tras la sombra de un recuerdo.

Con un pensamiento y un final.

Hoy se baja la cortina de una última función.

Dentro de mí existe un dolor incalculable, incomprensible, irresistible.

Es un pesar que no puedo resistir.

Que mis huesos, que mi alma y hasta mi propio espíritu no pueden contener dentro de mí ser.

Hoy subrayó tu nombre por última vez.

Con la tinta de mi pluma.

Estoy triste, muy triste, al escribirte por última vez, me faltan fuerzas para sostener el corazón, para que mis lágrimas no se hagan una con la tinta de la pluma.

Hoy te despido.

No volveré a escuchar tu voz, mirar tus ojos y tocar tus manos.

Quisiera decirte que mi alma esta en reposo.

Que nunca más te extrañare… pero no puedo.

Mi alma, mi corazón y mi propia vida, están ligados a ti.

Decido soltar la soga, dejar correr el tiempo.

Ese tiempo que soñé fuera mío.

Esa esperanza que solo rose con la punta de mis dedos.

Como la mirada de un niño con ojos triste cuando su madre se aleja.

Fue solo un sueño del cual nunca quise despertar.

Mi deseo y mi esperanza se fueron como la niebla en la mañana.

Cuando los rayos del sol tocan la ventana.

Y la noche desaparece y se vuelve a dormir.

Cuando la luna se va y anhela regresar.

Mis manos tiemblan, mis ojos se ahogan.

Quisiera escribirte y despedirme.

Quisiera dejar esta pluma y romper este papel… pero no puedo… porque fuiste, porque eres y serás, mi mente, mi corazón y mi alma.

Este es el último poema que te escribo…

Estoy sentado escribiendo…

Estoy sentado escribiendo estas líneas con lágrimas en los ojos.

Que poco a poco me ahogan.

Me hundo en una tristeza que me va envolviendo cada vez más rápido.

Miro hacia la ventana y creo verte sonriendo.

Con esa sonrisa que me enamoró.

Que tan feliz me hizo.

Desde que te fuiste cada sueño te pertenece.

De cada recuerdo una lágrima nace por la añoranza que siento.

Por esos besos que me dabas.

Que tanto echo de menos.

Cuando tú estabas, la esperanza vivía en mí.

Pero ahora que te marchaste.

Mi única esperanza es contigo poderme reunir.

Te fuiste aquel día con tu equipaje.

Dejándome a mi solo.

En un cuadro sin paisaje.

Con una triste mirada.

Y el alma destrozada.

El día a día para mí se ha vuelto una simple rutina.

Recordando mi felicidad tan lejana, destruida aquel día.

Mi vida carece de significado.

No tiene valor ya.

Mi corazón está cansado de latir.

Ya no tengo rumbo.

Estoy perdido y desorientado.

Amor, dime donde estas.

A las estrellas cada noche les pregunto por ti.

Pero a veces creo que no me pueden oír.

Grito por mi tristeza.

Grito por mi angustia.

Grito por mi enfado.

Siento que mis ganas de vivir van cayendo poco a poco.

Como las hojas de los árboles en otoño.

Siento que la fe que un día tuve me ha abandonado.

Necesito palabras de aliento.

Que no se las lleve el viento.

Necesito de lo que tú me dabas.

Que por mucho que lo busco no lo encuentro.

Tus cosas inundan mi espacio.

Me hacen sentir que aún sigues aquí.

Aunque tú aroma siga en nuestra almohada.

Mi soledad sigue presente en cada madrugada.

Sé que no querrías que llorase.

Y que mi vida abandonase.

Pero para mí…

Aquellas palabras de despedida hicieron que no pudiera seguir hacia delante.

Y que en ese momento a ella renunciase.

Si triste mi melancolía te hace sentir.

No te preocupes mi vida.

Que aunque me cueste aceptarlo.

Comenzaré a rescatar todo lo que tras tu pérdida fui dejando.

Es más que decir o escribir…

Es más que decir o escribir cosas bonitas que te nacen del corazón.

Es más que regalar un detalle para agradar a la persona que amas.

Es más que un poema que se escribió hace tiempo atrás y que se regala a la persona que hizo volver ese sentimiento de amor.

No solo es decir te quiero… te amo.

Es sufrir por la ausencia de la persona amada.

Sufrir por la falta de caricias.

De sonrisas.

De regaños.

De consejos.

No solo es decir yo también.

Por quedar bien con tu pareja.

O porque te dejas llevar por el momento.

O porque estás en ese momento dices yo también.

No solo son palabras…

Que se dicen para decir que uno pone todo de su parte.

Es lo que sientes.

Es lo que mantiene viva una relación.

No comprendo cómo somos capaces de soportar no reír juntos.

Cuando la ocasión se da.

No comprendo cómo podemos disimular el amor que se siente.

No solo son palabras…

En voz baja diciendo te quiero, te amo.

No solo son palabras…

De aliento que hacen crear una esperanza vacía.

Mientras tanto el tiempo pasa y nada pasa.

Y algunas veces nos hacemos daño.

Daño cada vez se pierde la magia que un día nos unió.

No solo son palabras…

Es lo que siente un corazón en busca de un palpitar.

Te amo, princesita de tierras lejanas.

Esta historia…

Esta historia pronto tendrá su final.

Porque ya no quiero tus labios.

Porque otros los han besado.

Y el amor que te tenía.

Con tristeza lo he ocultado.

Ya no quiero tu querer.

De mi mente te estoy borrando.

Ya no quiero besar tus labios.

Será mejor que esta historia se quede aquí.

Y llegue a su fin.

Una bonita historia de amor.

Que no quedó terminada por mi corazón.

No sé porque hoy lo considero un día especial.

Si hoy se murió mi última esperanza de reencontrarte.

Si cada palabra que pronunciaste me hirió.

Fueron dardos que sólo quebraban más mi alma.

¡Cuánta rabia!

¡Cuánto dolor!

Rabia en tus palabras.

En tu tono tan desgarrador.

Buscando las más selectas palabras para herirme.

Hay dolor en mí corazón.

¡Cómo la amé!

¡Cómo aún la amo!

Aún ruedan por mis mejillas mil lágrimas.

Y mi corazón sólo jadea pidiendo descansar.

La tarde no está fría.

Pero la angustia y sensación del amor perdido me abriga de la helada realidad.

Reniego… reniego mil veces de todo.

De haberte amado.

De haberme entregado.

Y permitir que destrozaras mi dulce corazón.

Este amor que por ti siento…

Este amor que por ti siento es tan intenso.

Que has logrado acaparar todos mis pensamientos.

Te has metido en mi corazón y muy adentro.

Que ya me es imposible renunciar a este sentimiento.

Jamás ame ni supe lo que era amar.

Hasta el día que llegaste a mi vida.

Mi entrega fue siempre entera y sin reservas.

Fui solo tuyo y solo tú sabes mis secretos.

Que solo a ti te los he entregado.

Sembraste tu amor en lo más profundo de mi alma.

Lo hiciste de tal manera que esa semilla en mi ha germinado.

Haciendo en mi cuerpo enredaderas de caricias.

Y hermosas rosas de amor y pasión han brotado.

No me importa la distancia tampoco el tiempo.

Si el mismo cielo que miramos nos pertenece.

El mismo sol que sale nos calienta a ambos.

Servimos al mismo Dios.

Testigo de este amor desesperado.

Tú en mi vives y te siento corriendo por mis venas.

Este amor es tan profundo y tan inmenso.

Que digan lo que digan…

Sé que me perteneces.

He logrado penetrar hasta tus entrañas.

Soy ese único hombre.

Que supo llenar todos tus vacíos.

El que acaricio tu alma con los dedos.

Y pudo besar tu corazón.

Cubriendo cada uno de tus espacios.

Te amo, princesita de tierras lejanas.

Este cansancio de esperar…

Este cansancio de esperar la llegada de tu mirada.

Aquella que ilumine la ausencia de ti en este recóndito olvido.

Reina por sobre la esperanza de que tu vuelvas a mi.

¿Qué le diré a mi añoranza de ti, si no hay razones para ella?

¿Qué brillo de mis ojos tendrá que morir si tus sentidos me ignoran y me rehúyen?

¿Que será de mi querer que lento nace y temeroso crece si siente inútil su existencia por lo cierto de sus miedos?

¿En dónde quedarán las ilusiones silentes y cobardes, cuando no encuentran en tus ojos, puertos para ellas?

¿Por qué moribundo dejas mi latir por ti, sin razones para que perezca, sin crueles palabras de ti?

¿Por qué esperas que a solas y anónimas fallezcan mis amores de ti, adivinando en tu silencio el epitafio de sus tumbas?

¿Es que esperas que lo que nunca entienda, por tus razones que no habitan mis sentidos, sea la sentencia patibularia de aquello que te he ofrecido?

¿Es qué acaso no vez mis ojos y sonríes, recodando en los míos un brillo, hasta ayer, gozosamente distinto?

¿Es qué no oyes mi voz transformada por tu silencio en lastimero llanto, quebrada por el peso de tu indiferencia?

¿Y es que acaso en mi discurso, con esa misma voz sollozante, no notas lo imperioso de mis quejas, lo profundo de mi melancolía, lo doloroso del encierro de tu olvido?

¿Es que acaso en la lejanía cobarde te escondes para no decirme a viva voz que inútiles son mis esfuerzos y vanas mis esperanzas?

¿Es que acaso me desprecias que evitas el asco que causa mi cercanía?

¿Es que al final tendré que matar con mis propias fuerzas, este quererte imperioso que se rebela contra el vacío de tu silencio, para guardar doloroso luto... sin tener de ti, ni una sola palabra?

En el silencio…

En el silencio de la noche.

Cada instante que pasa.

Cada segundo que se pierde.

Te necesito más y más.

Cada momento en la soledad.

Y en el silencio de la noche.

Es cuando más te recuerdo.

Es cuando más me haces falta… vida mía.

Eres la dueña absoluta…

Eres la dueña absoluta de cada espacio de mi cuerpo.

Tuyo es mi corazón.

Y mi amor te pertenece.

De noche cuando me acuesto.

Lágrimas de amor recorren mis mejillas.

Pensando en este futuro incierto.

Solo me consuela tus caricias.

Tú entrega sin límites a mis ansias.

Tuyo es mi corazón.

Y mi amor te pertenece.

Jamás te sacaré de mi vida.

Vivirás por siempre en mí.

Te amo, princesita de tierras lejanas.
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