Mucho se ha hablado del amor…

Amores que matan, amores que decepcionan, amores en los cuales se da todo y no se recibe nada a cambio.

Amor tierno, amor verdadero, amor conciso, amor confuso, amor sin piedad, amor con odio.

Mucho se ha hablado de esta palabra que todavía nadie sabe lo que es realmente.

Incluso se han hecho estudios científicos, pero nadie sabe descifrar el tan maravilloso y traicionero concepto.

Una cosa si que está clara, el amor es un sentimiento que el ser humano conoce en la mayoría de los casos.

Amores pasionales, amores sin paz, amores con cordura, amores sin ternura.

De todo tipo existen.

Una pequeña confusión en las personas cuando hablamos de este tema, es el siguiente, cuando hablamos de amor, rápidamente, ese amor se asimila al amor de pareja entre seres humanos.

Este amor como todos los amores es maravilloso pero seamos un poco más globales.

También, como todo el mundo sabe y todo el mundo ha oído, el amor se puede expresar hacia otros seres y/o hacia otras cosas.

Este es el caso del amor hacia los animales, amor hacia las plantas, amor hacia la tierra.

En resumidas cuentas amor hacia la naturaleza o hacia otros conceptos mas materiales o abstractos.

¿Cual será la naturaleza del amor?

Nadie sabe cual podrá ser la materia que alimenta este sentimiento.

A lo mejor, es que nos estamos equivocando y el amor no necesita ninguna materia para ser alimentado.

Puede ser que nos equivoquemos al intentar descifrar su naturaleza.

Cualquier científico empírico diría lo contario.

Eso, lo aseguro.

Sé que con estas simples palabras no vamos a llegar a ningún sitio y tampoco es esta mi intención.

Sólo sé que lo maravilloso y perfecto es tener una idea global de lo que puede ser y de la experimentación socio-cultural de lo que puede ser el amor para los seres humanos.

Poca gente no habrá conocido lo que es o puede ser este sentimiento.

Expresarse... no se puede expresar de una forma física, pero interiormente se sabe que uno está enamorado.

Si alguien nos comenta que no ha sentido amor a lo largo de su vida, puede ser que esta persona no ha descifrado todavía lo que es el amor.

Tiempo al tiempo.

Posiblemente lo haya tenido cerca y dentro de él.

Casi seguro que sí.

Lo que le habrá ocurrido es que no lo ha reconocido.

Simplemente no ha reconocido lo que hoy por hoy podemos llamar amor.

Que alguien levante la mano si no ha mirado al cielo azul con sus tranquilas nubes blancas y se ha sentido feliz.

Que alguien me diga que no ha abrazado el tronco de un robusto árbol y cuando lo ha soltado se ha sentido raro pero a la vez… extraño por lo sentido.

Quien no se ha recostado en una extensa pradera al sol y se ha sentido a gusto consigo mismo a pesar de todo lo que le puede rodear.

Si todavía tú no lo has hecho, es el momento para que puedas experimentar todo esto que estoy comentando.

Una cosa está muy clara.

Si uno no es capaz de amarse a si mismo nunca podrá amar a nadie ni a nada.

Simplemente por la razón de que si uno no tiene, no puede ofrecer.

¿Cómo se va a dar amor si no se tiene?

Y el lado opuesto siempre ocurre.

Hay seres que están llenos de tanto amor que lo reparten por doquier y no les importa darlo a pesar de las amarguras que incluso les proporcionen esos seres que lo reciben.

Eso es el verdadero amor, el amor que no pide nada a cambio.

Es muy sencillo.

El ser que da todo este amor es por si solo feliz repartiendo su amor y compartiendo éste con los demás.

Y es que el amor da la felicidad.

Otros seres peores que los no conocedores de la existencia del amor o de la no autoestima amorosa, son aquellos que sabiendo que pueden dar amor y les sobra todo ese amor no son capaces de darlo aunque vean que alguien pueda necesitarlo.

Avaricia amorosa.

Y aquí es donde aparece el odio.

El odio por la pérdida de amor.

El odio por el futuro incierto de una vida amorosa amarga y poco fructífera.

Y es que el odio es el mal de todos los males.

Odio por todo y odio por nada.

Si todo el mundo fuésemos un poquitín, solamente un poquitín mas amorosos con los seres que nos rodean, todo sería más bonito, más complaciente y menos penoso.

No habría tanto odio pero sí a lo mejor mucho más desamor.

No se sabe y será muy difícil de averiguar.

Al fin y al cabo... amor y odio.

¿Que más dará?

No olvides traer tu calzador…

¿Cuántas veces a lo largo de tu vida has utilizado la palabra éxito?

¿Cuántas veces te has referido a esta palabra como algo que deseas, envidias o que es parte de ti?

Pero…

¿Cómo defines la palabra éxito?

¿Qué es éxito?

Todo el mundo lo quiere y muy pocos lo consiguen.

Parece adivinanza y es curioso pensar que nos referimos a una palabra que tiene distintos significados para cada persona.

La he clasificado en éxitos profesionales, familiares, escolares, sociales, financieros etc.

Es muy difícil o casi imposible llegar a un objetivo si es que no lo tenemos claro.

Lo primero que tienes que hacer para ser exitoso es saber con seguridad qué es el éxito para ti.

¿Es acaso el éxito un objetivo en tu vida?

Después de mucho trabajo llegué a mi propia definición del éxito…

El éxito es la paz mental, es la autosatisfacción de saber que haces lo máximo para llegar a ser lo mejor que eres capaz de ser.

Tomando en cuenta lo recién mencionado, no podemos percibir el éxito como un objetivo en la vida, es como si persiguiéramos un atardecer, por más que corras hacia el oeste nunca podrás alcanzarlo.

El éxito es un sentimiento, una actitud, una manera de pensar, de actuar y de ser un modo de vida que se refleja en una paz mental.

El individuo realmente exitoso no es exitoso sólo por momentos o en situaciones de triunfo.

Una persona exitosa siente esta paz y esta autosatisfacción en momentos de dolor, fracaso, rechazo y frustración, se mantiene firme, determinado y perseverante ante sus objetivos sin importar lo adverso de las circunstancias externas.

Para este tipo de personas el fracaso es la mejor oportunidad de crecer y de aprender y saben que cada fracaso les acerca a la meta que se han propuesto.

En las artes marciales la mejor manera de aprender a subir la guardia en un combate es recibiendo patadas.

La gente se burlaba de Edison cuando este insistía e insistía en encender una bombilla de luz.

- Edison llevas cientos de fracasos, ya renuncia -le decían.

A lo que Edison respondía…

- Llevo cientos de éxitos, he encontrado cientos de maneras de cómo no encender una bombilla.

La actitud del éxito no te da cabida a renunciar, no existen fracasos sólo aprendizaje y el aprendizaje siempre te beneficia.

En la actitud del éxito se involucra el placer, el disfrute de todo el proceso de crecimiento.

¿Te has fijado que este tipo de gente no está obsesionada con el éxito?

Ni siquiera hablan de él.

Una vez escuché un señor de edad mencionar que el éxito, así como la felicidad, es comparable con un zapato, estás consciente de que el zapato existe cuando algo anda mal, cuando se metió una piedra, cuando aprieta o está demasiado flojo, cuando el zapato es bueno y cómodo no eres consciente de que existe y nunca piensas en él, no lo sientes y ni le das importancia.

Ahora…

¿Qué debemos hacer para acomodarnos bien el zapato?

¿Cómo llegar a estar cómodos hasta el grado de que incluso nos olvidemos de que existe?

No olvides traer tu calzador.

Nos corresponde a cada uno…

Nos corresponde a cada uno de nosotros estar atento en la forma como nos interrelacionamos, como manejamos, cultivamos nuestras virtudes, trabajar en pro de nuestro crecimiento a fin de alcanzar una buena calidad de vida mientras permanecemos en este plano.

En este escrito se exponen algunas sugerencias que nos aportan quienes se han preocupado por alcanzar un buen crecimiento y gracias a sus experiencias que nos legan podemos adentrarnos en el alcance de una buena calidad humana.

Afortunadamente hay personas que no solamente se han preocupado por su crecimiento personal, sino que nos legan sus experiencias, nos sugieren aspectos que no podemos descuidar en nuestro crecimiento, nos recomienda que tengamos presente, que nunca nos dejemos avasallar por el fracaso, por el no logro de objetivos que nos hemos propuesto alcanzar y así nos indica…

Fracaso no significa que somos unos fracasados.

Significa que todavía no hemos tenido un buen éxito.

Fracaso no significa que no hemos logrado nada.

Significa que sí hemos aprendido algo.

Fracaso no significa que hemos actuado como necios.

Significa que sí hemos tenido mucha fe.

Fracaso no significa que hemos sufrido el descrédito.

Significa que sí estuvimos dispuestos a probar.

Fracaso no significa falta de capacidad.

Significa que debemos hacer las cosas de distinta manera.

Fracaso no significa que somos inferiores.

Significa que aún no somos perfectos.

Fracaso no significa que hemos perdido nuestra existencia.

Significa que tenemos buenas razones para empezar de nuevo.

También se nos recuerda que tratemos de cumplir con el código de cortesía que nos indica…

1. Aprender y saber escuchar.
2. Agradecer y ser amable al escuchar.
3. Evitar discutir y simplemente atender y escuchar.
4. Estar continuamente con disposición a sonreír.
5. Dar el trato a otros que quiere para sí, o a los suyos.
6. Pedir siempre “por favor”.
7. Autodominarse ante las dificultades.
8. Respetar si pretendemos que nos respeten.
9. Procurar aguardar pacientemente.
10. Recuerde dar las gracias, siempre.

Si la educación se concibe como una ayuda al desarrollo integral de la persona, su finalidad última es aportar calidad humana.

Esta meta es la que confiere su particular dignidad a toda tarea educativa y tanto más cuanto se ejerza en su más alto nivel, como es el caso de la formación universitaria.

Por eso, el principal beneficio que un profesor puede aportar a sus alumnos estriba en descubrirle metas que valgan la pena.

Esos fines serán los que le muevan a esforzarse por adquirir las capacidades precisas para alcanzarlos.

Con todo, esas grandes metas no siempre están en el ambiente, ni son siempre fáciles de descubrir.

Incluso si se habla de ellas, a menudo queda oculto su atractivo.

Por eso la educación, si pretende el desarrollo de todas las potencialidades humanas, debe tener como objetivo ayudar a descubrir los grandes ideales que dotan de pleno sentido a la propia actividad y que justifican y motivan a desarrollar las capacidades recibidas.

Ayudar a descubrir metas es en suma, aportar calidad humana.

Y este objetivo no sólo es valioso.

Resulta, además, particularmente necesario y urgente hoy en día, cuando la cultura del éxito profesional ocupa precariamente un vacío de grandes ideales.

En la medida en que mejor se enfoque este aspecto, tanto más se puede calibrar el valor propio de la formación que la Universidad Nacional Autónoma del Carmen procura impartir.

Pienso que en las circunstancias, esa orientación no sólo profesional, sino de la entera vida a grandes metas, es quizás, su principal y más específica aportación al ámbito educativo.

La calidad humana constituye el fin de la educación porque ésta se propone lograr la mejora de cada hombre precisamente en lo que tiene de más propio y personal.

Otras actividades mejoran lo que el hombre tiene o aquello de lo que puede disponer.

Pero el objetivo de la educación es más alto, porque su mejora atañe al hombre mismo.

La educación no lleva a tener más, sino a ser más.

Su beneficio específico queda en el ámbito de la intimidad personal, no en el de las cosas que emplea ni en el de los servicios de que disfruta.

En esta diferencia radica el peculiar atractivo de las instituciones educativas.

Debemos incentivar a quienes están involucrados en la docencia a que los alumnos se preocupen sobre la importancia de cultivar y mantener dinámica su cualidad humana en pro de su crecimiento.

Hoy en día el hombre es incapaz de tomar conciencia de su verdadera naturaleza porque él le está dando importancia únicamente a la forma física.

Él ha perdido su facultad de razonamiento.

Puesto que se llama un ser humano, es su deber tomar conciencia de la singularidad de la cualidad de humano.

Una persona no puede llamarse un ser humano en la sola base de su nacimiento y calificaciones educativas.

En realidad, la verdadera humanidad no puede encontrarse en los grados académicos.

Hasta a los pájaros y las bestias se les puede enseñar algunos trucos maravillosos imitando a los seres humanos.

No es un crédito para un ser humano el derivar satisfacción de la sola retórica vacía, citando escrituras y relacionando con los demás.

La verdadera humanidad consiste en prácticas ideales en la propia vida y dando un ejemplo a los demás.

El hombre no tiene autoridad para enseñar ideales a los demás sin primero ponerlos en práctica él mismo.

Hay un inmenso poder divino en los seres humanos.

El hombre no es un sencillo ser que ha asumido un cuerpo humano.

Él está provisto de sabiduría superior, conciencia integrada constante y conocimiento discriminatorio.

Por lo tanto, se espera que canalice estas formas superiores de conocimiento por el camino correcto.

Finalmente, esto le permitirá a la persona ser grandemente beneficiada e iluminada.

Debe primero concientizar la importancia del término “cualidad humana”.

La cualidad humana emerge del propio ser de uno.

No puede adquirirse leyendo libros de texto o escuchando a otros.

Nunca te quejes de nadie…

Nunca te quejes de nadie, ni de nada, porque fundamentalmente tu vida es el resultado de tus propias decisiones.

No te amargues de tu propio fracaso ni se lo cargues a otro.

Recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar y que ninguno es tan terrible como para claudicar.

Acepta la dificultad de edificarte a ti mismo y el valor de empezar corrigiéndote.

El verdadero triunfo del hombre surge de las cenizas de su error.

Nunca te quejes de tu soledad o de tu suerte, enfréntala con valor y acéptala.

De una manera u otra es el resultado de tus actos y prueba que tú siempre has de ganar.

No olvides que la causa de tu presente es tu pasado, así como tu futuro será la consecuencia tu presente.

Aprende de los audaces, de los fuertes, de quien vivirá a pesar de todo, piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo y tus problemas sin eliminarlos morirán.

Tú eres parte de la fuerza de tu vida.

Levántate y mira el sol por las mañanas y respira la luz del amanecer.

Ahora despiértate, lucha, camina, decídete y triunfaras en la vida, nunca pienses en la suerte... porque la suerte es el pretexto de los fracasados.

Cuida tus pensamientos que se volverán palabras.

Cuida tus palabras que se volverán tus actos.

Cuida tus actos que serán tus costumbres.

Cuida tus costumbres pues formarán tu carácter.

Cuida tu carácter que será tu destino y tu destino será tu vida.

Para llegar a la madurez…

Para llegar a la madurez es preciso haber desarrollado la facultad de hacerse responsable de la propia vida, independiente de los demás, sea papá, mamá u otras personas.

Muchos padres, especialmente las mamás, cultivan intensamente el espíritu de dependencia en los hijos, cuando más bien deben modelar su autonomía.

El ser humano depende de la familia mientras va creciendo, pero en la misma medida, va adquiriendo independencia y criterios, valores y principios propios.

Lógicamente que nadie es totalmente independiente, pues todos estamos muy relacionados con los demás.

Pero debemos siempre conservar nuestra forma propia de ver la vida y de pensar, cultivar y defender nuestros valores y creencias.

Para ser una persona madura y exitosa, hay que adaptarse a los cambios que ocurren en la vida, aquellos sucesos negativos que siempre han de llegar y que son parte de la vida.

Algunas veces, la vida nos ofrece situaciones crueles, de las que parece que nunca podremos salir.

Sin embargo…

No aceptar la realidad y adaptarse lleva a cultivar una serie de emociones que engendran enfermedad.

La adaptabilidad y la flexibilidad implican una clase muy preciosa de madurez que puede evitar un trastorno mental.

La persona inmadura se encuentra permanentemente en medio de conflictos, porque rechaza todo lo negativo en vez de enfrentar aquellas cosas que sencillamente ocurren, luchar para solucionarlas y aceptar lo inevitable.

Hay casos clarísimos de inmadurez en la esposa que consulta a cada momento a su mamá lo que debe hacer o no hacer en su matrimonio.

La continua intervención de la madre en el matrimonio irrita al marido, la relación se deteriora y todos sufren enfermedades de origen emotivo provocadas por esta dependencia.

Otro signo de inmadurez es la actitud infantil, terrible y nefasta del egoísmo y la rivalidad que muchas personas, tristemente, siguen cultivando aún a sus 30, 40 o 50 años.

Resulta sumamente difícil convivir con personas así, porque tienen un espíritu de rivalidad exacerbada y se comparan continuamente en celosa competencia con los demás y nunca se libran de ser personas desgraciadas.

Son personas ególatras que están siempre exhibiendo sus dotes y cualidades haciendo ver, con razón o sin ella, que son más que otros.

Les domina constantemente la envidia, el orgullo herido y la hostilidad contra sus semejantes y contra sí mismos.

Son capaces, por su egolatría, de hacer daño a otros, porque han crecido más que ellos llegando hasta a avasallar, atropellar o pisotear con tal de subir.

Levantar la voz para gritar, buscar pleitos y ofender son señales claras de inmadurez.

Hay demasiada gente extremadamente agresiva, porque en el fondo son como niños que se sienten débiles, dependientes e inseguros.

Los estados infantiles son formas groseras de inmadurez, signos de debilidad, pruebas evidentes de miedo y fracaso.

Muchos individuos llegan a la edad adulta, pero siguen siendo niños que no salen jamás de esa fase de agresividad hostil y manifiestan su inmadurez con crueldad, cólera y odio, que demuestra debilidad.

En cambio, la amabilidad, el afecto, el amor y la buena voluntad son prueba de fortaleza y madurez.

La madurez trae consigo la hermosa preocupación de alegrar la vida de las demás personas.

La persona que llega a la madurez prefiere dar, más que recibir.

De esta manera, sus horizontes y perspectivas se ensanchan, porque la persona madura no vive en un reducido encierro, tratando a tientas de agarrar lo que sea posible en sus oscuros límites.

Más bien, camina a la luz del sol por el mundo inmenso, encontrando a otras personas a las que pueda dar, ofrecer y servir.

Es triste estar siempre recibiendo, porque jamás se experimenta la dicha indescriptible que proporciona el dar.

¿Eres maduro o inmaduro?

Hazte un examen de conciencia para comprobar si estás cultivando algunos de estos signos de inmadurez.

Es importante que examines bien estos aspectos de tu personalidad, pues te pueden estar ocasionando serios problemas en tu vida, en tu relación con tus seres queridos y con otras personas.

Con la ayuda del Señor se pueden superar muchas cosas en nuestra vida que no están del todo bien.

En la medida en que te sientas bien contigo mismo, te sentirás mejor y más feliz en tu relación con las personas que te rodean, que te aman y desean lo mejor para ti.

Con el Señor sí se puede, porque con él podemos vencer todo lo que venga en la vida y superar la inmadurez.

¿Qué hago yo en este mundo?

¿Por qué me encuentro aquí?

¿Cuál es mi misión?

¿Cuánto tiempo permaneceré aquí?

Son preguntas que muchos se han hecho, tratando de encontrar el sentido de la vida, más cuando sabemos que somos transitorios y transitamos en constante pruebas en que nos vemos sometidos y que si estamos atentos nos ayudan a explicar el porque de nuestra razón de ser.

No nos sorprende, que a cada ser humano le toca encontrar sus propias respuestas, a cada cual le toca descubrir su propia verdad.

Lo que es útil para uno puede no tener sentido para otro y lo que es significativo para este último puede carecer de valor para el primero.

Tal vez al plantearnos estas preguntas por primera vez…

¿De qué se trata la vida?

¿Qué vine a hacer aquí?

Podrían parecernos como algo fuera de nuestro alcance y reservado exclusivamente para los grandes filósofos.

Pero los más grandes filósofos comprendieron que esta es una tarea individual, lo cual se encuentra demostrado en la ancestral frase “conócete a ti mismo”, con la cual lejos de pretender tener las respuestas para toda la humanidad, incentivaban a cada individuo a encontrar su verdad.

Aunque el hecho de encontrarle sentido a la vida no nos es enseñado en la escuela, es de gran importancia para lograr una vida satisfactoria en todos los sentidos.

Pues al vivir una vida sin verdadero sentido, cualquier cosa que se hace carece de significado y no se obtiene ninguna satisfacción real.

Se nos agrega, que es un hecho que un porcentaje de las personas que habitan este planeta no saben porque están vivas y ni siquiera piensan en ello.

Aun así, una vida sin sentido se hace poco llevadera al pasar el tiempo, los desempleados se sienten deprimidos y aun los ricos y famosos se sienten infelices.

Consideremos, que encontrarle sentido a la vida es de vital importancia, pues de otra manera podríamos ser presa fácil de los falsos sentidos.

De no ocuparnos en encontrar el sentido de nuestra propia vida, podríamos sentir un vacío en nuestro interior.

En ese caso existiríamos, pero no sabríamos porque o para qué.

Y esto es algo que nos toca resolver por nuestros propios medios, pues nadie puede decirnos cual es el propósito de nuestra existencia humana, mucho menos como realizar el máximo de nuestro potencial.

Para eso tenemos primero que conocernos.

Recordemos que un vacío siempre es llenado, el universo no permite carencias y muy profundamente nosotros tampoco creemos en ellas.

En ausencia de un verdadero sentido y propósito en la vida, encontraremos alguna otra cosa con que llenar ese supuesto “vacío” y al hacerlo le estaremos dando la espalda (aunque solo momentáneamente) a nuestro impulso interior, que nos motiva a buscar dentro de nosotros mismos las respuestas.

Encontrarle sentido (nuestro sentido) a la vida es una aventura fascinante.

Significa creer realmente que nos hemos manifestado y continuamos haciéndolo por un propósito elevado, un propósito que solo nosotros podemos vislumbrar y lograr.

Una vez comprendido esto, dedicarnos a encontrar ese propósito es la elección natural.

El camino podría tener altos y bajos, tal vez tengamos que admitir que la causa de nuestra situación actual es haber elegido un substituto barato (algún falso sentido) y haberlo colocado como nuestra principal meta o deshacer un camino andado para retomar el propio, pero al final las recompensas superan con creces toda la dedicación invertida.

Independientemente del punto de partida, la creación de un plan de vida es esencial.

Cada uno de nosotros necesita encontrarle sentido a su vida, saber porque estamos aquí.

Una vez establecido este plan, nuestras actividades y proyectos emergen de y son coherentes con él.

De esta manera nuestras acciones adquieren sentido y tomamos consciencia de nuestra capacidad de crear nuestra realidad a voluntad.

No dudo, que al detenerte a leer este escrito ya tienes respuestas del porque estás en este plano, cuál es la razón de ser de tu vida, de tu sentido, producto de tus acciones, pero especialmente de tu indagación interna que te ayudado a aclarar el porque apareció en esta dimensión, con esta forma, con qué fin, además de estar consientes de que somos transitorios, perecederos.

Confió, que sabes cuál es el sentido de tu vida y estás trabajando en pro de resultados que te ayuden a crecer y manejar adecuadamente ese potencial que se te ha dado mientras se te da la oportunidad de estar.

Qué personalidad tan fuerte…

¡Qué personalidad tan fuerte y atractiva presenta la experiencia!

La experiencia es invaluable, cuando afrontamos y miramos las situaciones adversas, como bendiciones celestiales, que vienen envueltas muchas veces con un papel que no nos gusta y que son enviadas, no sólo para hacer fuerte nuestra alma, sino para expandirla.

Parece tan lejano el día en el que seamos maduros y más prudentes.

Es el aprendizaje de la vida.

Todos apreciamos el valor de la experiencia.

Tenemos la necesidad de acudir a las personas mayores en busca de guía y consejo, pues su conocimiento del mundo, de la vida y de la gente es una fuente invaluable para tomar decisiones.

La experiencia es el conocimiento adquirido en el transcurso de nuestra vida, ayudándonos a tomar mejores decisiones tomando en cuenta, posibilidades y riesgos, aprendemos en la intimidad de nuestro ser, en la familia, con los amigos, a través de la lectura, en el trabajo.

A pesar de todo esto, muchas veces seguimos tomando decisiones a la ligera, cometiendo los mismos errores y cerrando nuestros oídos a los consejos que nos brindan personas con más visión que nosotros.

Aunque la edad es la que aporta experiencia, cada momento de nuestra vida ofrece un nuevo conocimiento y un panorama más amplio sobre cada circunstancia, nuestro pensamiento y actitudes se van modelando paso a paso, dando como resultado la madurez.

La experiencia es conocer a las personas, sus reacciones y las costumbres sociales, es también la paciencia para afrontar las contrariedades, forma una capacidad para analizar con más profundidad los acontecimientos relacionando vivencias pasadas y adecuándolas al presente para emitir juicios más precisos, además de una marcada serenidad para tomar decisiones.

Esto de emitir juicios lo decimos en cuanto que podemos hacer razonamientos lógicos es decir, coherentes, correctos y verdaderos.

A diferencia de otros valores, la experiencia no es fácil de construir de manera activa.

Podría decirse que la experiencia en su forma básica se modela con los golpes de la vida.

Sin embargo…

Sí podemos tener una actitud alerta y vigilante que nos permita sacar el máximo provecho de todas las circunstancias de la vida.

La experiencia es un valor fundamental en muchos aspectos de la vida… con la familia, con la pareja, con los amigos, en el trabajo, en la comunidad, al tomar decisiones sobre la educación de los hijos, al tomar decisiones económicas, etc.

Nuestra vida debe ser una rica variedad de sensaciones, acontecimientos y encuentros, porque la experiencia solo se modela viviendo y aprendiendo.

Es ahí donde tenemos una diferencia fundamental con otros seres vivos.

Los seres humanos no solamente aprendemos de los impulsos directos de nuestros sentidos (calor, frío, dolor etc.), sino que somos capaces de analizar la información y generar nuevas alternativas.

El vivir la vida con profundidad y un esfuerzo por aprender de ella genera una percepción más exacta de la realidad y en esa medida podemos darle su justa medida a todo.

La experiencia nos ayuda a percibir la realidad como es, no como nosotros queremos que sea.

Y esa percepción más exacta de la realidad nos lleva a tomar mejores decisiones, a no ser injustos, ególatras, a medir más nuestros impulsos egoístas, sobre todo, a educarlos y encausarlos.

La experiencia y la prudencia van tomadas de la mano.

Vas a escuchar algunos medios que puedes poner en práctica, para aprender más de la vida y enriquecer tu experiencia.

Analiza tus decisiones pasadas y futuras, no sólo las más importantes y trascendentes como la elección de tu vocación, de estudios profesionales, del tipo de trabajo en donde crees que puedes dar lo mejor de ti y experimentarte feliz, a pesar de que algunas veces puedas experimentarlo difícil, si decides casarte o tener un hijo, iniciar una empresa por tu cuenta sino también aquellas decisiones aparentemente sin importancia que trajeron grandes resultados a tu vida.

Comprende y acepta, que necesitas ser humilde y estar abierto, para querer aprender de los demás.

A veces nos empeñamos en no escuchar un consejo porque las alternativas que nos proponen no están de acuerdo al gusto que nos estimula en el momento.

Así que no puedes aferrarte a una idea, cuando varias personas coinciden en hacerte notar el error (sobre todo si por edad, parentesco o alta calidad moral, su punto de vista es particularmente valioso).

Necesitarás tener apertura a la opinión ajena y ser honesto contigo mismo para rectificar, pues tarde o temprano te darás cuenta de cuanta razón tenían.

Al tomar una decisión, comenzar un trabajo, iniciar un negocio o adquirir un compromiso, necesitarás asumirlo con todas sus consecuencias, sin escatimar esfuerzos ni abandonarlo a las primeras contrariedades, sólo así estarás en condiciones de conocer realmente tus capacidades y posibilidades.

¿No es verdad, que las cosas que más trabajo te han costado, son las que más has valorado?

Quienes más esfuerzo han realizado a través de los años, se encuentran en mejores posibilidades de alcanzar objetivos más altos, más planificantes… pues la experiencia nos ayuda a plantearnos metas reales y accesibles a nuestra persona, con grandes posibilidades de éxito.

Necesitarás también, afrontar con valor y serenidad, las consecuencias de tus actos, sin buscar pretextos o excusas.

Al esconderte para esperar que las cosas se solucionen por sí mismas, pierdes la oportunidad de conocer la gravedad y magnitud de lo cometido.

Lo cierto es que aprendes más de un error y de un fracaso, que de un puñado de éxitos, aunque esto que dije, no debe servirte de disculpa cada vez que te equivoques.

Aprende a comprender y a tratar a los demás observando como lo hacen aquellas personas que siempre saben que hacer y que decir en las más diversas circunstancias.

Escucha con paciencia, controla la molestia y el disgusto, nunca pidas u ordenes bruscamente nada, es decir, que tu trato sea cortés, amable y siempre di “por favor” y “gracias”, no levantes el tono de voz innecesariamente, pregunta con educación, lo que no sabes.

Aquí viste, algunas de las características que pueden ennoblecer tu personalidad, fruto de un continuo acercamiento a tus semejantes, logrando -con la gracia del Señor esa libertad gloriosa de los hijos de Dios.

Cristo te dio libertad para que seas libre, por eso, necesitas mantenerte firme en esa libertad que da la fe, la esperanza y el amor.

¡Qué personalidad tan hermosa, fuerte y atractiva presenta la experiencia de Jesús el Señor!

Y hoy, aquí y ahora, podría parecerte tan lejano el día en el que puedas convertirte, por lo menos, en algo semejante.

¿Sabes?

No tienes porque esperar a que el tiempo pase y la experiencia llegue a ti como una lógica consecuencia, no, simplemente, comienza a tomar conciencia, pensar y reflexionar sobre todo lo que ocurre a tu alrededor, propio o ajeno, para que puedas formarte un criterio único, especial y coherente.

Pero definamos qué es la madurez.

Podríamos decir que es una cualidad del ser humano que expresa una elevada perfección humana.

¿Cómo se consigue esa perfección humana?

Pues mediante la repetición de buenas acciones es decir, poniendo en práctica la fe, la esperanza, el amor que encierra la humildad, la obediencia, la alegría el optimismo, el respeto, la responsabilidad, la bondad, la compasión infinita.

Al repetir un hábito bueno, una acción buena que brota de una intención limpia, pura, se adquiere la actitud de vida cristiana, se adquiere lo que la espiritualidad llama “virtudes humanas” que te brindan la facilidad y la naturalidad en obrar acertadamente es decir, con madurez.

¿Qué hábitos o virtudes son más destacables en la madurez?

En la perfección humana todas las virtudes son importantes y ninguna debería faltar.

Por ejemplo… si hay madurez, se soportan las dificultades con entereza poniéndose en práctica la fortaleza, la reciedumbre, la paciencia, la tenacidad, la perseverancia.

La persona madura sabe dominar su propio cuerpo y no es esclava de sus caprichos por eso pone en práctica con la ayuda del Señor Dios, la templanza, la castidad, la sobriedad, la limpieza de corazón.

La prudencia, la reflexión y el consejo son cualidades que dejan notar más, la madurez, pero tendrás que tener en cuenta que la prudencia no la confundas con indecisión ni egoísmo.

La madurez incluye un ejercicio responsable de la libertad, reconociendo y reparando los errores y sus consecuencias, para ello necesitarás la sinceridad, el mirar con realismo y el obrar con responsabilidad.

Una persona madura sirve a los demás, huye del egoísmo y por eso trata con la gracia del Señor, de amar siempre, incondicionalmente, sin hacer exclusivismos o excepciones, sí, la generosidad que no calcula, que no razona, es signo inequívoco de madurez.

Alguien podría decir…

- Oye, pero todo esto está muy difícil.

Primero permíteme decirte que no te programes mentalmente de esta manera, porque de lo contrario, si insistes en pensar así, claro que se te hará muy difícil.

Tienes la gracia del Señor, tienes los dones, las virtudes en germen, sólo falta que quieras ponerlas en práctica, también puedes procurar la amistad de personas virtuosas es decir, que busquen el bien, el ser mejor cada día.

Recuerda, tienes la ayuda del Señor, pero necesitarás esforzarte, desearlo querer ser maduro, cada día, cada paso, pues los pequeños intentos repetido, logran las grandes empresas.

¿Por dónde empezar?

Cada persona deberá prestar mayor atención a una virtud u otra teniendo en cuenta lo que se necesita en el momento concreto.

En general, para crecer en madurez se pueden recomendar dos cosas resumiendo mucho, escucha bien…

Esfuérzate en un trabajo serio, responsable, constante, bien hecho.

¿Sabes?

Una persona trabajadora desarrolla muchas virtudes a la vez… honradez, responsabilidad, alegría, optimismo, orden etc.

Reconoce tus fallas ante ti mismo y ante los demás, pues esto, es un ejercicio de sinceridad, realismo y responsabilidad.

Sí, reconoce tus errores corrígelos y pide perdón siempre, de esta manera estarás poniendo a caminar la humildad, la sencillez, la verdad.

La madurez se alcanza a base de repetir buenas acciones, en cambio, cada acto de egoísmo, es un acto en dirección contraria que inclina la voluntad hacia el mal.

¿Madurez es lo mismo que santidad?

Normalmente la madurez se entiende sólo como perfección humana natural, mientras que la santidad equivale a la madurez humana y sobrenatural.

La santidad es la puesta en práctica de las virtudes humanas y sobrenaturales imitando a Cristo, perfecto Dios y perfecto hombre.

Y la madurez…

¿Depende de la edad?

Un poco sí, pues las personas excesivamente jóvenes no han tenido tiempo de consolidar esos buenos hábitos o virtudes.

Sin embargo…

Lo decisivo no es la edad sino el esfuerzo continuo por llevar una vida recta, una vida ejemplar.

¿Es posible la madurez en los niños?

Se puede hablar de madurez infantil cuando los niños ejercitan las virtudes propias de la madurez del modo adecuado a su edad.

Por ejemplo, un niño así jugará mucho, pero también cumplirá responsablemente sus tareas, le gustarán los dulces, pero no será caprichoso, meterá la pata, pero sabrá reconocerlo, le gustará ayudar y servir a los demás, aunque su aportación sea limitada.

¿En los mayores siempre hay madurez?

Las personas mayores han alcanzado la madurez física, biológica, pero esta madurez no es la principal… hay adultos irresponsables, egoístas, imprudentes, con falta de sobriedad, humildad y fortaleza y en estos casos no puede decirse que posean la perfección humana propia de la madurez.

Desde luego también hay personas mayores cuyas virtudes superan en mucho a sus pequeños defectos.

¿Y la madurez en la adolescencia?

Obviamente si en la infancia puede hablarse de cierta madurez, con mayor motivo en la adolescencia.

Y en sentido contrario si hay adultos inmaduros, también los hay adolescentes.

En general, habrá madurez en la adolescencia cuando el joven ejercita las virtudes propias de la madurez del modo adecuado a su edad.

En cambio la inmadurez típica de estas edades consiste en reclamar derechos de adulto en lo que todavía es joven y actuar infantilmente donde ya se es mayor.

Escucha algunos ejemplos de inmadurez en la adolescencia cuando se cree que se es mayor donde todavía no es, hay varios ejemplos que reflejan la llamada edad del pavo.

La rebeldía y falta de respeto hacia los padres, reclamando independencia como si no se necesitara de ellos.

La exigencia de derechos y libertades, cuando aún se carece de responsabilidad para cumplir los propios deberes.

En el aspecto de comportamiento infantil la inmadurez se puede apreciar en el afán excesivo por divertirse, cuando la edad de jugar ha terminado y el juego debe ir dejando paso al trabajo responsable y la pretensión de conseguir las cosas sin esfuerzo, como les pasa a los niños.

¿Por qué es muestra de inmadurez enfrentarse a los adultos?

La auténtica madurez no necesita de rebeldías, ni de faltas de respeto, ni reclama más libertades.

Una persona mayor no necesita de estas cosas para sentirse mayor y los que le rodean reconocen su madurez sin esos comportamientos.

Escucha estos ejemplos de madurez en la adolescencia...

Aunque sus aportaciones a la sociedad sean aún reducidas, la madurez de un adolescente se muestra cuando… es trabajador y responsable con sus deberes, cuando es servicial e interesado por ayudar a los demás, cuando es constante en sus esfuerzos y cuando escucha y agradece los consejos.

* Madurez en el amor.

¿Para amar es necesario un grado de madurez?

Sí, pues generalmente decimos que amamos a quien desea nuestro bien, en cambio el verdadero amor exige que el egoísmo sea reducido y esto es una característica clara de madurez.

¿El divorcio tiene que ver con la madurez?

El divorcio y los problemas matrimoniales se relacionan directamente con la falta de madurez en el amor.

La irresponsabilidad y el permanecer atados a vicios o heridas que hacen reaccionar agresivo o neurótico a alguno de los cónyuges o los dos, es un signo de inmadurez inequívoco.

El egoísmo e incomprensión, la falta de aguante y de lealtad y fidelidad a sí mismos y al otro, son muestras de escasa madurez y a la vez causan problemas matrimoniales.

¿Hay un modo rápido de crecer en madurez?

La madurez se alcanza con mayor rapidez a base de saber sobrellevar y tratar de sanar diariamente en oración y en conciencia -con la gracia del Señor- las heridas recibidas en la infancia de rechazo, abandono, humillación, traición e injusticia.

Cuando la pareja es consiente de que se necesita luchar, crecer, trabajar interiormente para ser mejores seres humanos cada día, las diferencias de carácter y en general, todas las diferencias se irán superando haciendo que el amor crezca cada día y se purifique el corazón del egoísmo.

¿El uso del sexo influye en la madurez?

El sexo influye en la madurez de varios modos… quien domina las apetencias sexuales, reservando el uso del sexo para después de la boda, muestra un buen grado de madurez.

Quien se deja llevar por los gustos sexuales, muchas veces impulsados por alguna herida como la traición, buscando principalmente el amor no recibido en su infancia, aumenta su egoísmo y empeora su madurez.

Madurez, pues, es la habilidad de controlar y encausar la ira y resolver las diferencias sin violencia o destrucción, es paciencia, voluntad de posponer una relación por ejemplo entre casados o personas de tu mismo sexo, o un grito o un golpe, en favor de un beneficio a largo plazo.

Madurez es perseverancia, es habilidad de sacar adelante un proyecto o una situación a pesar de fuerte oposición y retrocesos decepcionantes, es la capacidad de encarar disgustos y frustraciones, incomodidades y derrotas, sin queja ni abatimiento.

Madurez es humildad, es ser suficientemente grande para decir me equivoqué y cuando se está en lo correcto la persona madura no necesita experimentar la satisfacción de decir…

- Te lo dije.

Madurez es la capacidad de tomar una decisión y sostenerla.

Las personas inmaduras pasan la vida explorando posibilidades para al fin no hacer nada.

Madurez significa confiabilidad, mantener la propia palabra, superar la crisis.

Las personas inmaduras son maestras de la excusa, son los confusos y desorganizados.

Sus vidas son una confusión de promesas rotas, amigos perdidos, asuntos inconclusos y buenas intenciones que nunca se convierten en realidad.

Cuando echamos un vistazo a nuestro mundo actual, nos damos cuenta que no habíamos tenido tanta necesidad de madurez como ahora y a la vez, parece que no habíamos asistido a un cultivo tan intenso y universal de infantilismo, pues lo estamos viendo a cada paso, en nuestra vida diaria…en nuestras comunidades, familias, sociedad…

Los signos de inmadurez que he enlistado, espero que te sirvan de reflexión, de manera que sea un estímulo grande para obrar de manera contraria es decir, desde la madurez cristiana, sabiéndote siempre sostenido, por la gracia del Señor Dios.

Estos signos de inmadurez son… inseguridad, aferrarse a lo físico, (a la salud, a alguna comida o a algún deporte), pérdida de interés por el trabajo a causa de alguna contrariedad o dificultad, retroceso en los proyectos personales, si eres adulto, sientes envidia de quien es joven aún, infantilismo, compensaciones falsas como el alcohol, droga, cigarrillo, excesiva televisión o excesivo uso del internet, mostrar cansancio no por malestar físico sino por no estar acostumbrado a trabajar, ideas obsesivas, fragmentación de la personalidad es decir, mostrar cambios constantes, contradicciones, desorden interior, tomar lo provisional como definitivo, volverse calculador, mostrar que no hay claridad de principios y valores guías, mostrar ese espíritu de “ojalatería”, es decir, ojalá no tuviera esta profesión, ojalá fuera esto o aquello…, pensar más en sí mismo que en los demás, ausencia de identidad personal, incoherencia entre lo que se quiere y lo que se hace, intolerancia, falta de equilibrio mental, emocional.

Ahora, pon mucha atención a estos signos de madurez que siguen… seguridad en lo que se hace y se quiere, capacidad de trabajo intenso y constante, aspirar a más afán de emprender, satisfacción y gusto, es decir, sentirse realizado, feliz en medio de las luchas normales de la vida, tener ideales vigentes, dar trascendencia a lo cotidiano, vivir siempre más allá de lo inmediato, tomar lo provisional como provisional, no conformismo, aceptar el cambio, sea físico, psíquico o espiritual, aceptar las limitaciones propias y ajenas, no pedir a los demás más de lo que razonablemente se puede, no transigir en lo esencial, confianza en sí mismo, capacidad de riesgo, pensar más en los otros que en sí mismo, responsabilidad capaz de abnegación, saber decir no cuando se tiene que decir no, identidad muy definida, unidad y coherencia de vida, convivir, comprender, tolerar, servir.

Así pues, hemos visto que la madurez, no depende de la edad ni de los conocimientos, talentos, habilidades o capacidades personales, ni de lo que se hace en cuanto a la actividad profesional.

Es más bien una amalgama donde entran varias dimensiones… intelectual, afectiva, emocional, de relación, etc.

Además, hay diferentes grados de madurez.

Lo único claro es que designa un estado de vida lograda, de plenitud, a la que todos aspiramos y en una buena medida, que los demás esperan también de nosotros.

Estamos llamados a ser maduros, tenemos la gracia, nunca lo dudemos.

Se nos dio la oportunidad de vivir…

Se nos dio la oportunidad de vivir, de conocer este mundo físico, de compenetrarnos en todo lo que él encierra, pero también de saber disfrutarla, más cuando no sabemos el momento de nuestra partida.

Debemos sacarle provecho a los minutos, horas, años y optimizar toda esa potencia divina que se nos ha dado, darle paso a nuestros pensamientos, creatividad, iniciativa en todo aquello que nos favorezca en nuestro crecimiento, utilización adecuada de nuestro tiempo, que nos genere equilibrio, felicidad, armonía y lo que tanto se anhela, como es el amor, en ese instante llega la iluminación.

Para conocer la vida simplemente hay que vivir.

La vida es vivir, la vida no es un objeto, la vida es un proceso.

La vida es un néctar que hay que aprender a saborear.

No hay forma de conocer lo que es la vida más que viviendo, estando vivo, fluyendo, saboreándolo todo con ella.

Si buscas el significado de la vida en algún dogma, en una determinada filosofía, en una teología, ten por seguro que te perderás en luchas y discordias intelectuales.

El intelecto no puede reconocer lo que es la vida.

El intelecto no puede conocer el sabor de la vida y su significado.

La vida no te está esperando en ninguna parte.

La vida es algo que te sucede y te muestra los misterios de estar vivo.

La vida no se encuentra en el futuro como una meta que haz de alcanzar, está aquí y ahora, en este mismo momento, en tu respirar, en la circulación de tu sangre, en el latir de tu corazón.

Cualquier cosa que seas, es tu vida, si te pones a buscar significados en otra parte, te perderás la oportunidad de conocer el sabor de la vida.

Lo cierto, que cada quien en la medida que se ha identificado plenamente con lo que representa la oportunidad de vivir, de estar plenamente identificado con ese chance de sacarle provecho al tiempo que se nos permite estar, debe saberla saborear, sin dar cabida a todo aquello que merme las capacidades energéticas del entusiasmo, de la manifestación de sentimientos, emociones en toda sus capacidades que generen felicidad, autenticidad.

Se debe evitar a toda costa la dependencia, manipulación alienación interferencia que mermen el gozo máximo de saborear intensamente nuestro vivir.

Mañana puede ser demasiado tarde y no sabemos si realmente estaremos en ese mañana.

Mi percepción de vida ha cambiado radicalmente y me identifico con todo aquello que me genera felicidad, que me da la paz de que realmente el tiempo de permanencia es utilizado intensamente en pro de mi crecimiento y de no afectar a nadie en lo que les corresponde hacer.

Si piensas que estas vencido…

Si piensas que estas vencido, lo estas.

Si piensas que no te atreves, no lo harás.

Si piensas que te gustaría ganar pero no puedes, no lo lograras.

Si piensas que perderás, ya has perdido.

Porque en el mundo encontraras que el éxito comienza con la voluntad del hombre.

Todo esta en el estado mental, muchas carreras se han perdido antes de haberse comenzado.

Piensa en pequeño y te quedaras atrás.

Piensa en grande y tus hechos crecerán.

Piensa que puedes y podrás...

Todo esta en el estado mental.

Si piensas que estas con ventaja lo estas.

Tienes que pensar bien para elevarte.

Tienes que estar seguro de ti mismo antes de intentar ganar un premio, la batalla de la vida no siempre la gana el hombre más fuerte o el más ligero.

Tarde o temprano el hombre que gana es aquel que cree poder hacerlo.

El hombre tiene gran potencial para lograr todo lo que se propone solamente es querer hacerlo.

Siempre es preciso saber…

Siempre es preciso saber cuando se acaba una etapa de la vida.

Si insistes en permanecer en ella, mas allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto.

Cerrando círculos, cerrando puertas, o cerrando capítulos.

Como quieras llamarlo, lo importante es poder cerrarlos, dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.

Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente “revolcándote” en los porque, en tratar de entender porque sucedió tal o cual hecho, pero el desgaste va a ser infinito porque en la vida, tu y yo estamos abocados a ir cerrando capítulos, a pasar la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.

No podemos estar en el presente añorando el pasado.

Ni siquiera preguntándonos…

¿Por qué?

Lo que sucedió, sucedió y hay que soltar, hay que desprenderse.

No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros… no.

Los hechos pasan y hay que dejarlos ir.

Por eso a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, papeles por romper, documentos por tirar, libros por vender o regalar.

Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación.

Dejar ir, soltar, desprenderse.

En la vida nadie juega con las cartas marcadas y hay que aprender a perder y a ganar.

Hay que dejar ir…

Hay que pasar la hoja…

Hay que vivir solo lo que tenemos en el presente.

El pasado ya paso.

Suelta el resentimiento, al prender “tu televisor personal” para darle y darle al asunto, lo único que consigues es dañarte mentalmente, envenenarte y amargarte.

La vida esta para adelante, nunca para atrás.

Porque si andas por la vida dejando “puertas abiertas"”, por si acaso, nunca podrás desprenderte, ni vivir lo de hoy con satisfacción.

Noviazgos o amistades que no clausuran, posibilidades de regresar (¿a qué?), necesidad de aclaraciones, palabras que no se dijeron, silencios que te invadieron.

Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalo ir, cierra capítulos.

Dite a ti mismo que no, que no vuelves.

Pero no por orgullo ni soberbia, sino porque ya no encajas allá, en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en ese escritorio, en ese oficio.

Ya no eres el mismo que se fue, hace dos días, hace tres meses, hace un año, por lo tanto, no hay nada a que volver.

Cierre la puerta, pasa la hoja, cierra el círculo.

Ni tu serás el mismo, ni el entorno al que regresas será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático.

Es salud mental, amor por ti mismo desprender lo que ya no esta en tu vida.

Recuerda que nada, ni nadie es indispensable.

Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo, nada es vital para vivir porque… cuando tú viniste a este mundo “llegaste” sin ese adhesivo, por lo tanto es “costumbre” vivir pegado a el y es un trabajo personal aprender a vivir sin el, sin el adhesivo humano o físico que hoy te duele dejar ir.

Es un proceso de aprender a desprenderse y humanamente se puede lograr porque, te repito, nada ni nadie nos es indispensable.

Solo es costumbre, apego, necesidad.

Pero… cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacuda, suelta.

Hay tantas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escojas, te ayudara definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad.

¡Esa es la vida!
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