Tengo el mejor de los seguros…

Tengo el mejor de los seguros y además es gratis…

¿Quien lo quiere?

¿Cuántas pólizas de seguro existen en el mercado?

¿Cuántas aseguradoras ofreciendo con sus productos ante futuros inciertos soluciones y alternativas viables?

¿Tienes algún seguro a tu nombre?

Al menos los que las leyes obligan.

Los de la vivienda y el vehículo son de ese tipo.

Los demás son optativos.

Hay seguros de todo tipo.

Seguros de accidentes, de hospitalización, de vida… y muchos más muy rebuscados que solventan o palian cualquier circunstancia desagradable que pueda suceder en el futuro.

Pero lo que no hay es ninguno que asegure el presente.

Sí el presente.

Alguien dirá que lo que propongo es un absurdo.

Más, si esto lo lee alguien del mundo de los seguros diría…

- Este hombre quiere que aseguremos el presente.

- ¿Y como se hace eso?

- ¿Acaso y tras años de experiencia va a descubrir el seguro que va a revolucionar el mercado?

- ¿Si se cree tan inteligente como es que no está trabajando a mi nivel y no haciendo una propuesta tan estúpida?

- Dígalo ya.

- Veamos esa póliza que cubre el presente… esa póliza imposible.

- Vivir pensando en el futuro, es realmente agobiante.

- Vivir el día a día imaginando que en el futuro nos puede pasar esto o lo otro ensombrece el instante, agobia los segundos, ahorca los sentidos, fulmina la confianza, destroza la fe, inunda de terror el momento, termina hundiendo el navío de la paz y acaba por apoderarse de la bandera de nuestra libertad personal.

Querer navegar más allá del agua por la que se navega, es querer estar donde aún no se ha llegado.

Es querer respirar el aire del mañana sin disfrutar del que se tiene en el presente.

Vivir pensando en el beso que dar a la persona amada al día siguiente es algo que nunca se sabe si llegará.

Es mejor disfrutar de ese beso como si del último se tratara.

Alargarlo hasta el extremo.

Gozar de cada roce.

Paladear cada suspiro.

Emerger con cada esencia.

Caminar a cada paso mirando hacia delante sin medir cuanto queda.

Contemplar el paisaje sin imaginar que pueda estar quemado en un futuro.

Admirar cada amanecer sabiendo que mañana habrá otro igual o mejor.

Hacer eso es asegurar el presente.

Eso es vivir en paz con salud mental.

Eso es no temer a lo que pueda ocurrir.

Simplemente, porque el sol sale para ti cada día de una manera especial.

Y ese sol, está ahí, siempre presente.

Quizás alguna vez no lo veas, pero lo percibes.

Incluso cuando se esconde, sabes que sigue estando.

No se ha ido.

No ha desaparecido.

Siempre está.

Y está en el presente continuo de cada momento sin límites, sin pérdidas.

Asegurar el presente, es saber que es lo único que tienes y lo único que posees en esencia.

Lo demás es insustancial.

A veces casi imperceptible.

Asegurar el presente, es vivirlo como si no hubiera nada más, pues en verdad no hay nada más.

Porque lo que será no lo será, si no es ahora y si algo no es ahora, no lo será en el futuro.

Lo que produces en el presente es lo que es y lo que será en el futuro.

Este es el mejor de los seguros y además, es gratis.

¿Quien lo compra?

Yo sé de esos días tristes…

Yo sé de esos días tristes donde la fuerza y la luz se extinguen.

Esos días en los que las lágrimas llegan y la soledad persigue.

En los que parece que todo está perdido, que no hay salidas, que no hay caminos.

Sin embargo…

Al igual que yo, tú sabes que no hay días que duren para siempre y que solo existen días tristes porque nosotros dejamos que existan.

Maravillosamente el tiempo no se detiene, somos nosotros quienes por desesperación o necedad nos detenemos en el.

Sigue caminando, sigue luchando, dale cuerda a tu reloj personal.

No te detengas por sin-sabores y sin-remedios.

Continúa, que tantas experiencias radiantes están esperando por ti.

Cuando la angustia llegue…

Cuando la depresión acose, míralas pero no las abraces, contémplalas pero no las invites.

Tú posees el poder para llorar y para reír.

Elige reír.

Elige los días alegres.

Hay momentos de llanto y de soles negros y de lunas rotas, pero son solo eso… momentos, no los conviertas en días, en semanas, en meses.

Si te sientes solo, sal y busca gente, llama a algún pariente o amigo.

Concéntrate en actividades productivas.

Cuenta tus bendiciones, todo lo que posees, todos los que te quieren, reconoce lo que a tu alrededor se abre con brillo y con vida.

Si alguien te dio la espalda, si alguien lastimó tu corazón, si alguien te dejo para siempre, por supuesto que vas a estar triste y vas a sufrir, pero no hagas tu dolor eterno, ponle un final a la angustia y decide que hasta aquí llegó, porque de ahí en adelante vas a sonreír, vas a buscar la luz, la alegría, el entusiasmo y todas las posibles razones para ser feliz.

¿Sabes?

En la vida siempre vas a tener buenas y malas experiencias, buenas y malas compañías, buenos y malos consejos, pero depende de ti prestar atención y enfocarte en lo positivo, lo bello, lo útil.

No permitas que una mala mirada, una mala palabra, una mala acción te quite el gozo de existir.

Espero que estas palabras de aliento llegue a tus manos y puedas entender con resignación y fortaleza que hay cosas en la vida que te ofrecerán alegría y otras que te ofrecerán tristezas, pero que depende de ti extender tus manos y recibir solo aquellas que van a colaborar a tu bienestar espiritual y mental.

Vamos por la vida ausente…

Vamos por la vida ausente, habitados por imágenes.

Hacemos responsable de nuestra felicidad a la idea de que todo será perfecto aquel mágico día cuando lo que soñamos y deseamos se haga realidad.

Andamos separados del presente, del ahora mismo.

Poseer sueños y luchar por nuestras metas es imprescindible, es fundamental, pero mientras lo hacemos también debemos vivir plenamente.

Vivir los actuales instantes, gozar de las buenas cosas y de las buenas personas que nos rodean, que están con nosotros, que nos acompañan, que aunque no lo veamos colaboran a esa felicidad que tanto buscamos.

Sí no es ahora…

¿Cuándo?

¿Vamos a esperar a que tengamos 80?

Necesitamos ser felices entre pequeños momentos y entre pequeños detalles.

No permitamos que los “luego”, o los más “tarde” o los “mañana” nos atrapen en el cuarto oscuro de la ansiedad.

Valoremos cada momento.

Abracemos con alegría esa comida con la familia, la sonrisa de un ser querido, esa película que presentan en la tele esta noche, esa blusa nueva que pudiste comprarte, aquella brisa fresca que llega por las tardes o al amigo que vino a visitarte a los años.

El tiempo es un correcaminos y no espera por nadie.

Empecemos a gozar hoy, son los instantes de alegría los que hacen la felicidad.

Basta de vivir de imágenes.

Basta de esperar hasta que algo inmenso pase, hasta que el milagro se cumpla, hasta que te enamores, hasta que encuentres el trabajo perfecto, hasta que te cases, hasta que tengas hijos, hasta que pierdas esos kilos, hasta que ganes la lotería, hasta el próximo año o hasta la próxima estación.

No dejes que la muerte llegue y te agarre esperando.

Esfuérzate por ser feliz… ahora.

Uno de los comportamientos…

Uno de los comportamientos considerados más nocivos en las relaciones personales, es sin duda alguna, la envidia, pues nada grato es pensar que alguien experimente malestar por el hecho de que logremos tener salud, dinero o amor.

Comencemos por decir que la envidia es un estado interno limitador, generador de frustración y sufrimiento, que experimentan algunas personas ante el éxito o el bienestar de otros.

La base de la envidia, se basa en la existencia de dos variables, el deseo y la comparación.

Si deseo algo que no poseo y me comparo con otro que sí lo posee, el resultado es un proceso de incomodidad que puede llegar a ser insoportable para quien la padece.

El alcance de la envidia es infinita, pues todo puede ser envidiado.

De otros, podemos desear su belleza, su salud, su pareja, su nivel económico, su prestigio social, sus posesiones materiales o incluso su grado de felicidad.

La causa de la envidia reside en la baja autoestima.

En un escaso amor propio, en una falta de valoración y aprecio de las maravilla que somos en potencia, los seres humanos.

El envidioso revela un franco desconocimiento de sus recursos, de sus dones, habilidades y talentos.

Puede decirse que es más sana la envidia infantil, pues los niños carecen de los recursos para obtener lo que desean y dependen de sus padres o representantes.

Los adultos, en cambio, como seres dotados de incontables posibilidades para satisfacer sus expectativas, no pueden justificar el estancamiento emocional de la envidia, el cual es, por cierto, repudiado socialmente, pues la sociedad tiende a valorar a sus héroes y líderes, a aquellos que se han esforzado para sobresalir, ganar y triunfar.

La envidia puede traer consigo efectos devastadores…

Nos produce sufrimiento y en muchos casos nos lleva a actuar de manera hipócrita, desleal y destructiva.

Quien ha sido contaminado por el virus de la envidia, sólo ve defectos en el otro, se torna hipercrítico o actúa de manera indiferente con quienes son objeto de su inaceptación.

Existen algunos indicadores que nos permiten reconocer la llegada de la envidia, cuando proviene de otros hacia nosotros…

- Cambios en su forma de tratarnos en la medida en que nuestro éxito es mayor.

- Intentos solapados o evidentes de destruir nuestra reputación.

- Aumento de la tendencia a criticarnos y buscarnos defectos.

- Aumento en formas de comunicación viciadas como la ironía o el sarcasmo.

- Intentos de bloquear nuestros logros.

- Coalición o unión con otros envidiosos.

- Evidencias de malestar ante nuestros éxitos.

- Ocasionales muestras de indiferencia y negación a celebrar nuestros logros.

Aunque no lo parezca la envidia tiene un lado positivo.

Convertida en admiración por el otro, o por natural competitividad humana, puede estimularnos a imitar aquello que anhelamos y que destaca en aquellos a quienes envidiamos.

Experimentada así, puede llegar a ser un positivo detonante de logros y agente causal de superación.

Sin embargo…

Fuera de esa excepción, representa una negación de la empatía y sus consecuencias son invariablemente dañinas.

¿Qué puedo hacer ante los que me envidian?

Debes saber que la envidia nace del miedo y que es un sentimiento frecuente y natural.

Evita contar tus planes para evitar los sabotajes externos.

No grites a otros tus logros y si lo haces evita actuar con arrogancia.

Halaga lo positivo que veas en los envidiosos para que reconozcan su propio poder.

¿Qué hacer cuando el envidioso soy yo?

Céntrate en tu propia vida, acepta y agradece lo que eres y lo que tienes.

Evita compararte con los demás.

Has planes a largo plazo, organiza, a su tiempo cosecharás lo sembrado.

Acepta que no todos tenemos el mismo talento ni el mismo destino.

En conclusión, la envidia es un estado limitador surgido de la baja autoestima, que se basa en una comparación negativa con otros cuyos logros consideramos injustos y amenazantes para nosotros.

Superarla implica desarrollar autoconfianza, centrarnos en nuestra vida más que en la de otros, compararse con uno mismo y no con los demás, aprender a controlar la reactividad destructiva, ponernos en el lugar de la persona envidiada y priorizar ante todo el valor de las buenas relaciones.

Si deseas vivir una vida alegre, armónica y productiva, es necesario que te vacunes contra el virus de la envidia.

Todos tenemos una doble vida…

Todos tenemos una doble vida… la vida que tenemos ahora y la que potencialmente podríamos tener si tan sólo nos atreviéramos a ser lo que queremos ser.

Si lleváramos a cabo nuestros sueños y le diéramos rienda a nuestra vocación, con seguridad habría menos crisis personales, profesionales y familiares.

Estar atrapados en la inercia acaba finalmente por matar el espíritu y la fuerza vital.

El éxito o la búsqueda del éxito, puede ser tóxico.

Se gana en un frente pero se pierde en otros.

La evidencia abunda… predominan los desbalances y las crisis personales y no sabemos cómo salir del pozo o peor, ni siquiera nos damos cuenta de que estamos en el pozo.

Es inconcebible que el éxito sea unidimensional y sea medido en términos económicos.

Por lo menos hay otras 4 dimensiones que tienen que tomarse en cuenta en la búsqueda del éxito integral y de la felicidad… la profesional, la personal, la familiar y la social.

Una persona verdaderamente exitosa tiene un balance entre las cinco dimensiones.

El peso que tiene el dinero opaca a las otras dimensiones.

Como si la valía de una persona estuviera directamente relacionada con la cantidad de dinero que se tiene.

Y está comprobado que la gente típicamente tiene un “tope” que aunque se saque 100 millones de dólares, eventualmente el efecto se erosiona y al tiempo, se está en el mismo nivel de satisfacción que se tenía antes de tenerlos.

Lo mismo pasa con un auto, un traje, un vestido o joyería nueva… el efecto se desvanece.

Sin embargo…

Nos empecinamos a llegar al “éxito”, entendiéndolo como status, dinero y poder, sin contabilizar los costos.

En una investigación informal entre gente de nivel socioeconómico A y B, el 80% de los entrevistados entre las edades de 35 y 60 años, confesaron estar utilizando alguno de los siguientes métodos… Rivotril, Halcion, Tafil, Valium, Ritalin, Tofranil y en otro rubro sustancias como la nicotina, el alcohol y en algunos casos hasta drogas.

La razón… llenar el hueco, el vacío, parchar lo descosido, cubrir una deficiencia, lidiar con la sombra interna.

Y la sombra es algo serio.

La sombra es esa parte interna que nos tiene atados a una realidad que no queremos.

Se encarga de sabotear, bloquear, frenar.

Nos hace hacer cosas que no son buenas para nosotros, como si fuera una fuerza que no nos dejar florecer.

La sombra nos hace ser candiles de la calle y oscuridad de la casa, no nos deja hacer ejercicio, nos hace comer mal, beber de más, pelearnos con la gente que queremos y lo peor… no nos deja desarrollar nuestra parte creativa e incorporarla como parte de nuestra vida cotidiana.

La sombra ha sido estudiada por muchos, pero una tesis en particular, proveniente de la psicología evolutiva es impactante.

La sombra tiene una explicación de programación genética.

Es producto de los miles de años que el humano tuvo que lidiar para sobrevivir a la intemperie y enfrentar a un mundo físicamente hostil.

Pertenecer a un clan y fusionarse con el grupo era la única forma de no morir.

Hay una propensión humana para pertenecer, estar afiliado y parecerse a los demás.

Si se era demasiado original, vistoso o creativo, se ponía en juego la pertenencia a la tribu y por andar de novedosos y arriesgados, se corría el riesgo de quedar aislado y por ende, sentenciado a muerte.

A Sócrates lo mataron, Galileo se salvó por astuto y Van Gogh fue segregado, ellos eran diferentes.

Por eso el borreguismo, la programación de las personas para que hagamos lo mismo, la obsesión por ser “normal” y comportarse como la mayoría.

El mundo está lleno de copias.

Es poca la gente que se atreve a ser ella misma y vencer a la sombra.

Casi todos sabemos que si hiciéramos “x” o “z” y dejáramos de hacer “h” y “j”, nuestra vida podría cambiar por completo.

Pero la sombra nos tiene dominados.

La sombra desaparece con luz y con la claridad.

El primer paso es la claridad y la honestidad mental de que la sombra existe dentro de nosotros y que es una fuerza que nos frena y nos sabotea.

No se puede vencer a un enemigo que no se le da el crédito de su existencia.

El segundo paso es declararle la guerra.

Y la guerra se gana lidiando con batallas diarias.

Un hermano de 74 años parece haber realizado esto de manera intuitiva…

- Todos los días me levanto con flojera, siento ganas de volverme a dormir, pero me levanto a las 7 y me pongo a hacer ejercicio, desde lagartijas, sentadillas y tensión dinámica (lo hace diario, excepto los domingos, desde hace 52 años).

- Cuando salgo a desayunar, ya bañado y vestido, el psiquis me cambió por completo, estoy listo para el día.

Este querido hermano no tiene panza, es cintura 32, tiene buenos hábitos y desborda energía.

Habrá quien opine que a esa edad se podrían hacer mejores cosas y que es imposible conocer su grado de felicidad, pero lo que se resalta es que a la sombra se le tiene que vencer día a día.

Otro hermano de 48 años y con cáncer, decidió dejar su trabajo y ponerse a pintar, forzado por fin a vencer a la sombra, se dedica a algo que le da gratificación y les da tiempo a personas que quiere.

Lo paradójico es que la enfermedad acaba por ceder y siente que por primera vez realmente vive la vida.

¿Habrá que esperar que nos dé un infarto o algo parecido para despertar?

El tercer y último paso para quitarle fuerza a la sombra es identificar a la luz… rescatar sueños enterrados, darles vida a viejos o nuevos anhelos.

Esto no es sencillo, pero podríamos empezar por preguntarnos…

- ¿Qué es lo que estaríamos haciendo si tuviéramos todo el tiempo y todo el dinero?

El privilegio de toda una vida es ser uno mismo.

Todos tenemos la capacidad…

Todos tenemos la capacidad de alcanzar el poder del pensamiento positivo.

Conquistar este poder requiere trabajo, una verdadera ejercitación mental, estar atento, vigilar los pensamientos que llegan y cuando vienen pensamientos nefastos transformarlos en un pensamiento radiante para que pulverice lo innecesario en nuestra mente.

En este mismo momento siento el poder del pensamiento positivo, como si la conciencia estuviese expandida, abierta hacia todas las manifestaciones que me rodean.

Me llega el rumor del viento entre las hojas, percibo el leve sonido de la pluma que se desliza con suavidad sobre una línea y que sostiene las palabras, escucho a los pájaros, respiro el aliento del mar que viene con su frescura de sal.

De pronto observo como llegan algunos pensamientos negativos que pretenden modificar mi estado emocional.

Contemplo el nacimiento de estos y compruebo como quieren tenderme una telaraña de angustia sobre mi ser.

Me mantengo alerta de la calidad del pensar que arriba a mi mente y esto hace que pueda liberarme de su tiranía para que no atormente la realidad de encontrarme aquí, para que no destruya mi presente.

Todos nosotros estamos capacitados para desarrollar una nueva percepción de conciencia.

El estado de meditación activa produce una verdadera transformación en nuestra psique, comenzando a funcionar como una forma revolucionaria de ver nuestras vidas.

Así se produce la activación de la inteligencia real que no pertenece a ninguna ideología política, ni creencia religiosa o nacionalismo alguno.

Cuando surge esa inteligencia real, desaparecen los impedimentos mentales, entonces el cerebro liberado nunca más será sometido bajo ningún pensamiento negativo propio o ajeno, es uno el que tiene las riendas de la mente, para esto se necesita de un arduo trabajo interior y de creer en el poder del pensamiento positivo.

Todos nacemos…

Todos nacemos y crecemos diferentes.

A medida que pasa el tiempo acumulamos la experiencia necesaria para determinar el comportamiento correcto que definirá el éxito de nuestra vida.

La forma como nos comportamos los seres humanos está determinada por muchos factores y cada uno de ellos es totalmente diferente uno del otro.

Cada persona es única y por tal razón posee su propia personalidad, historia, búsqueda de objetivos o metas, etc.

Tratare de realizar un boceto de las características que identifican a un ser humano y todo lo que ellas conllevan.

Como primera medida, puedo decir que el hombre está enfocado a la satisfacción de sus necesidades y al logro de sus aspiraciones.

Cuando sentimos el estómago vacío, buscamos algo que comer, si está lloviendo, buscamos un resguardo y si queremos ser alguien en la vida, procuramos estudiar una buena carrera y acceder a un buen trabajo para la realización de nuestras metas.

Por ejemplo… dentro de una organización, se buscará cumplir las labores que han sido asignadas para así alcanzar los objetivos propuestos.

Si se percibe que el supervisor no posee el suficiente liderazgo para llevar a cabo la meta o las políticas adecuadas, el individuo puede no estar de acuerdo y buscar una salida o conformarse con lo propuesto y convertirse rápidamente en un mediocre lo que ocasionará que tarde o temprano la empresa también lo sea.

Si ocurre totalmente lo contrario, es decir, las políticas y objetivos concuerdan con su idea de crecimiento, la persona colaborará de lleno con la consecución de las metas y se esforzará de la mejor manera, teniendo en cuenta siempre que su beneficio es también el de toda la organización.

El hombre es en sí un ser social, busca agruparse con otras personas para así alcanzar un desarrollo y un beneficio adecuados.

Cuando entramos a la universidad, buscamos individuos que ojalá tengan nuestros mismos gustos o ideales, si lo que queremos es formar un equipo de fútbol, nos juntamos con los que mejor se desempeñen en dicho deporte.

Muchas veces al estar en contacto con otras personas, percibimos algunos aspectos en los que estamos en desventaja, así como otros que nos hacen sobresalir de los demás.

Buscamos comparar nuestras actuaciones con las de los otros individuos y tratamos de mejorar si carecemos de alguna característica o guardamos y mejoramos aquellos puntos donde estamos en ventaja frente a los demás.

Pertenecer a un grupo y sentir que no se está sólo, es una de las necesidades más apremiantes de un ser humano.

En la mayoría de grupos, los individuos presentan similares características, objetivos e ideas comunes, formas de ser y actitudes parecidas y aspectos que concuerdan en la mayoría de las personas pertenecientes a la organización.

Si tenemos un grupo de amigos de barrio o de universidad, por ejemplo, buscaremos que los miembros sean de edades similares, tengan gustos comunes, aficiones parecidas, objetivos concordantes con los nuestros, etc.

Como tercera medida, puedo decir que el hombre tiene necesidades diversas y cambiantes.

Si hoy queremos adquirir una moto con las últimas especificaciones, puede que mañana lo que queramos sea una bicicleta todo terreno.

Esto depende de las necesidades que se tengan en el momento y los factores que hacen de éstas algo apremiante o algo que se pueda solucionar después.

En cuarto lugar, los individuos perciben y evalúan datos del entorno en el cual se están desarrollando.

Si en determinado momento, notamos que algo no nos ha servido o ayudado como esperábamos, por ejemplo un electrodoméstico, lo cambiamos y buscamos uno mejor que colme nuestras expectativas.

Con esto se adquiere experiencia y cada vez se cometerán menos fallas o errores.

Posteriormente es necesario aclarar que el hombre piensa y elige de la mejor manera para alcanzar sus objetivos.

Siempre estaremos buscando aquello que llene nuestras expectativas de la mejor forma, pensando en nuestro bienestar y en el de los que nos rodean.

Por último, puedo destacar que el hombre posee una capacidad limitada de respuesta, es decir, todo lo que hagamos está en función de las aptitudes que tengamos y del aprendizaje que hayamos obtenido.

No podemos pedirle a un niño que maneje los hilos de una nación o a un estudiante de artes que opere a otra persona.

Como pudimos apreciar, el hombre presenta un número considerable de características que lo hacen único e irrepetible.

El comportamiento, por lo tanto, dependerá de muchos factores, lo importante es que siempre sea correcto y ligado a la idea que tenemos cada uno de progreso y superación.

Todo ser humano debe ser consciente…

Todo ser humano debe ser consciente del papel que debe jugar en la vida, que incluye la responsabilidad con una sociedad, la cual, día a día espera el mejor de los consejos y múltiples alternativas que le permitan orientarse para enfrentar de manera efectiva, todo lo que de forma intempestiva se le presenta.

El hombre es un ser que ante cualquier circunstancia requiere de independencia, pero a su vez del apoyo necesario para cumplir con sus propósitos.

Sin la independencia, su identidad no tiene un significado que lo enaltezca, lo diferencie y lo haga un ser con vida, dinámica y proyectos propios, pero sin apoyo y acompañamiento, el reconocimiento por sus logros tampoco le da el sentido de lo que busca.

El mínimo derecho de cualquier ser vivo es de ser respetado en sus creencias, temores, debilidades, fortalezas e ideales.

Aquel que pretenda no dar el reconocimiento a todo lo que el ser tiene, debe ser desterrado de la proximidad social.

El mundo irracional y agreste, respeta los dominios, las razas, sus hábitos y todo aquello que la bestia sin importar el motivo, defiende hasta con la muerte.

Solamente con el respeto a su semejante, el universo y todos sus componentes podrán reiniciar el regreso por la senda de aquel feliz pasado en donde las pequeñeces engrandecían al hombre y las grandezas empobrecían el espíritu.

Aquel momento de la historia en que la vida se vivía intensamente con dolor o con alegría, pero con el propósito de subsistir en paz.

Las diferencias han existido dentro de un mundo ignorante e ingenuo.

Hoy éstas se han fortalecido dentro de un universo culto y atrevido.

La convivencia pacífica y constructiva se inicia con el respeto a los demás, con la tolerancia ante el equivocado y con el perdón ante el arrepentido.

Tengo la edad que quiero…

¡Tengo la edad que quiero y siento!

La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso...

Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso, o lo desconocido...

Pues tengo la experiencia de los años vividos y la fuerza de la convicción de mis deseos.

¿Que cuántos años tengo?

¡Qué importa eso!

¡Qué importa cuántos años tengo!

¡No quiero pensar en ello!

Pues unos dicen que ya soy viejo y otros que estoy en el apogeo.

Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.

Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso, para hacer lo que quiero, para reconocer errores viejos, rectificar caminos y atesorar éxitos.

Ahora no tienen porque decir…

- ¡Estás muy joven, no lo lograrás!

- ¡Estás muy viejo, ya no podrás!

Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, pero con el interés de seguir creciendo.

Tengo los años en que los sueños, se empiezan a acariciar con los dedos, las ilusiones se convierten en esperanza.

Tengo los años en que el amor, a veces es una loca llamarada, ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada y otras es un remanso de paz, como el atardecer en la playa.

¿Qué cuántos años tengo?

No necesito marcarlos con un número, pues mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos, las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones truncadas...

¡Valen mucho más que eso!

¡Qué importa si cumplo cuarenta, cincuenta o más!

Pues lo que importa… es la edad que siento.

Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.

Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos.

¿Qué cuántos años tengo?

¡Eso a quién le importa!

¡Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento!

Qué importa cuántos años…

¿Cuántos tengo, o cuántos espero?

Si con los años que tengo aprendí a querer lo necesario y a tomar sólo lo bueno.

Qué tanto hemos venido…

¿Qué tanto hemos venido trabajando en pro de perfeccionarnos?

¿Qué tanto nos hemos detenido a autoanalizarnos sobre nuestras imperfecciones, debilidades?

¿Qué hemos estado haciendo al respecto?

¿Qué nos impide el tratar de ser cada vez mejores?

Serían preguntas que nos ayudan a evaluar la realidad de nuestras acciones, comportamiento en pro del perfeccionamiento de cada uno de nosotros.

Tengamos presente… vida triste la que no tiene un ideal, la existencia sin aspiración a algo más elevado, bello y grande es una cosa bien triste y es casi imposible de concebir que pudiera existir.

¿Quien no aspira a mejorar su situación actual?

Lo importante es saber dar a esta aspiración existente en todo ser humano, la verdadera situación, conviene señalar la verdadera meta para evita falsos rumbos y no gastar nuestros esfuerzos sino en la verdadera dirección, cabe preguntarse entonces…

¿Cuál es el verdadero ideal?

¿Cuál es la meta a la queremos dirigir nuestros esfuerzos y no equivocar los rumbos?

El verdadero ideal es la perfección, su resultado es ser perfecto.

Día a día se debe trabajar en pro de nuestra perfección, al respecto, te has preocupado por ser mejor cada día en esta corta existencia, de acuerdo a tu actuación en los escenarios que te toca participar y que tú mismo has seleccionado, qué también lo has hecho, de que manera perfecta que no le ha originado daño a nadie.

Considera que la perfección a la que debemos aspirar consiste en el pleno desarrollo, equilibrio y dominio armonioso de la naturaleza del hombre, que esta compuesta de tres partes… la física, la emocional y la mental, porque las emociones y los pensamientos habituales forman parte de un sentido muy real del ser corporal humano, desde que muchas veces se impone sin que sea la intención del hombre mismo.

No obstante el hombre es un ser social viviente, que tiene sentimientos que debe saber controlar, ideas y voluntades propias, libre albedrío y que debe ser capaz de ejercitarlo, empleando su naturaleza trina en los propósitos surgidos de dentro de si mismo, debe controlar su cuerpo, sus deseos, pasiones, emociones y pensamientos, porque sino los bienes, lo material, las ilusiones, las pasiones e influencias lo esclavizan, le originan dolor, a menos que el hombre tenga pleno dominio de si mismo.

Debemos adquirir el propio control sobre nuestro cuerpo, emociones y pensamientos, entonces, nos encontraremos capaces de afrontar las grandes cosas sin que se merme nuestro poder, ni nuestra felicidad, porque la falta del propio control es la verdadera causa de las tantas miserias que nos agobian.

Basta que observemos a las personas que nos rodean y a nosotros mismos y encontraremos cuán poco dominio mantenemos sobre nuestro cuerpo físico, cuántos movimientos y gestos no controlamos.

Cuántas energías gastadas inútilmente.

Debemos conservar nuestro cuerpo en buenas condiciones, mantenerlo escrupulosamente limpio, darle aliento puro y en cantidades razonables, sin caer en la extravagancia, ser demasiado indulgente en el comer y en el beber, trabajar sin estrés, equilibradamente, sin tensión sin vivir de prisa.

El gran éxito, como la desgracia, puede causar problemas.

El éxito que promueve el ego puede hacerte perder el camino.

No te demores en tu ego y descubrirás tu alma.

Evita los actos orgullosos y tu trabajo perdurará.

Si no compites nadie en la tierra competirá contigo.

La paz verdadera se logra centrándote y mezclándote con la vida.
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