La madrugada transcurre lenta…

La madrugada transcurre lenta y el insomnio es casi permanente.

Cerrar los ojos, poner la mente en blanco, reconciliarme con la almohada y dormir es un sueño casi tan inalcanzable como tu amor.

Yo estoy aquí, sentado en esta escalera aspirando los olores de la noche, haciendo de las estrellas mis eternos cómplices.

Siento la brisa que por momentos me sacude, mientras las luces se apagan y el sonido de los autos al pasar se hace menos evidente.

El mundo descansa mientras yo sólo pienso, mientras yo sólo intento descifrar los enigmas de mi comportamiento.

Trato de entender el móvil de mis ambiciones, de mis deseos, de mi debilidad por volar muy alto amando siempre imposibles, pretendiendo dar pasos de gigante con mis piernas tan cortas y en estos momentos tan débiles.

Mi vida pasa por mi mente como un largometraje donde el final se iguala al comienzo, donde con asombro y tal vez desconsuelo, descubro que los anhelos de ayer son los mismos de hoy, que el tiempo ha pasado pero yo sigo siendo el mismo, las distancias se han agrandado pero yo sigo estando en el mismo lugar, tan solo como siempre.

Escucho las mismas canciones de siempre y como de costumbre imagino que estás a mi lado, que sonríes y me preguntas el significado de esas palabras que no consigues entender, que son nuevas para ti.

Entonces me doy cuenta que otra hora ya se escurrió, se me escapó y que de nuevo he estado alucinando con fantasmas de un ayer que nunca ocurrió, de un futuro tan incierto como ese ayer.

Otra noche de desvelo, otra noche en la que yo me quedo despierto para ver como el cielo cambia de color, como el mundo gira sin jamás detenerse, como todo pasa mientras yo sigo anhelando tus besos.

Así siempre quiero llamarte aunque no seamos los amantes que soñamos en otros días, porque llenaste de ilusiones mis días de quieta espera.

Pero me llenaste de curiosas intenciones, de hacerme reír a cada instante, de sentirme querido y protegido...

Qué pena que haya sido tan poco el instante de sentir amor entre ambos y no se aún...

¿El por qué de tu lejanía?

¿Acaso no queda el cariño de sabernos sinceros?

¿Acaso no queda la amistad como un valor entre dos almas encontradas en soledad?

Hoy dejo esta carta con la esperanza que al leerla, rescatemos la bondad de Dios al dejarnos encontrar, porque la vida, amiga, nos juega siempre, pero nos da la oportunidad de amar en mil formas, entre ellas con la transparencia de la amistad.

Busca en mi corazón, allí tú te encontrarás.

Volverte a ver, así, intacta, como si el tiempo se hubiese detenido en tu rostro, como si todo mi sentimiento se hubiese guardado en hielo, suspendido en un tiempo que aún no entiendo.

Sé que es tan estúpido como la primera vez que lo hice, pero nunca he dejado de sentir lo que en un pasado sentí por ti, eso que hace parecer tan irreal la vida misma, pero más irreal es la vida sin ti.

Raro es, raro como al verte y volver a percibir tu aroma, droga fría que entra a la memoria estimulando el sentimiento intacto y marchito.

Donde la memoria de un beso sigue sacando letras de mis manos, un adiós y un hasta luego, un te quiero y un te dejo.

Letras y rimas, versos, poesías añejas de sentimientos, de dolor, de pasión misma que cela la memoria, fruto prohibido que engañaba ojos y conciencias, fuego en llamas que derretía fríos y pasaba calores.

Amor entre amores, juego de palabras escondidas, pensamientos encontrados en dos ojos, mentiras perdonables, dos soledades engañándose a besos, jugando a quererse, jugando amarse.

Sentimientos que aún guardo en mi memoria, con un letrero al lado que cita… no olvidar, pues este cuerpo lleno de suspiros tuyos, te sigue recordando, queriendo y sí, hasta amando... aunque muchas veces sólo amé tu sombra fría, tus letras cortas, aquella sonrisa al despedirme y hasta la voz en la distancia, también la ame, como chispa que encendía algo, sin saber que era aquellos sentimientos suspendidos en hielo, que solo quemaran mi corazón...

Y es por eso que ya no creo ni la verdad, ni en la mentira, ni en lo que quiero creo.

Así como tú no crees estas palabras, estos gritos que son escuchados en una noche como esta, donde la sobriedad de mis manos agobia la pluma, vomitando palabras al viento... como las que dejé en tu almohada tantas noches...

Pero en fin, yo nunca tendré tu corazón junto al mío, mucho menos dormirán mis labios en los tuyos.

Como tampoco, seré tu nuevo o viejo amor, tan sólo un simple amigo, una persona que vivirá por ti y en ti, en el recuerdo de un pasado que se siente tan presente en mí, como todas las letras que viven en tu memoria, letras que entre mis manos siguen hablando de ti.

0 comentarios:

Return top