Sentir el roce de tus labios en los míos.
Juntar nuestras bocas y besarnos.
Echo de menos acariciar tu cálida piel mientras te beso.
Mirarte cuando por un instante se separan nuestros labios para luego volver a besarte.
Se alimenta mi deseo de tus besos, de tu cuerpo, de tu desnudez, de las caricias, de los abrazos, de tus palabras, de tu mirada, de tu forma de ser.
Y ahora que no te tengo, alimento mi deseo con el recuerdo de tantos momentos tan intensos, tan felices, tan especiales como fueron.
Con tu canción una y otra vez sonando escribo este poema y se mezclan la música y la letra con mis pensamientos y se emociona el alma y se hacen inmensas las ganas.
Vuelvo de nuevo a tus besos y a escribir sobre ellos.
Como si al recordarlos pudiera sentirlos en mi boca.
Porque nada se asemeja a ellos.
Como nada se asemeja al placer de compartir los mismos sentimientos.
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