Todo empezó… con algunas una palabra.
Que despertó tus sentimientos.
Que despertó tus sentidos.
Y te hicieron sentir que yo podría ser ese hombre.
Ese hombre que te devolviera la fe.
Esa fe que algún día perdiste por otro.
Tan sencillo.
Tan común.
Una sonrisa sincera.
Y todo empezó a florecer.
Pero al darte cuenta que tu corazón comenzaba amar.
Tuviste miedo de volver a perder.
Pero hoy… estoy aquí.
Y cada día que pase.
Y veamos juntos el amanecer…
Pensare que eres tan mía como yo de ti.
Será suficiente para sentirme feliz.
Así debe de ser… queriendo sin pensar si está bien o está mal.
Cerrando esos círculos que no nos dejan crecer.
Y pidiéndole a Dios que nos devuelva la fe en el amor.
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