Señor, aquí te presento a mi hermana y amiga para que la bendigas, la cuides y le enseñes a vivir.
Tú que sabes lo que vive, lo que le preocupa, lo que siente, lo que piensa, lo que anhela, lo que le falta y lo que desea.
Tú que sabes cuándo llora, cuando ríe, cuando está en soledad.
Cuídala, protégela, anímale a seguir adelante, acompáñala siempre.
A mi Señor…
Enséñame a presentir lo que siente dentro de ella…
A estar disponible cuando más me necesite.
A ser amable cuando más necesite ser amada.
A verla cuando necesite ser vista.
A oírla cuando necesite ser oída.
A darle seguridad cuando necesite seguridad.
A cuidarla cuando necesite ser cuidada.
A acudir cuando necesite de alguien.
A ayudarla cuando necesite ser ayudada.
A celebrar cuando necesite ser celebrada.
A llorar cuando tenga necesidad de desahogarse.
A sentirme orgulloso de ella y a aprender cuanto pueda de ella.
Porque tú has sido Señor, el gran amigo incondicional de tantos.
Pido hoy por mi hermana y amiga… por mí.
Por nuestra amistad y la relación que nos une.
Bendícenos y acógenos con tu amor.
Esto te lo pido en el nombre de tu Hijo amado Jesús, a quien sirvo.
Amén.
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